Sentir ansiedad es normal y se da como respuesta a situaciones amenazantes. Cuando enfrentamos un peligro, nuestro cerebro reacciona detonando comportamientos que nos permiten defendernos o estar a salvo.

En cierta medida el estado ansioso resulta útil y necesario para enfrentar los retos del día a día, como preparar un examen, hablar en público o invitar a alguien a salir.

Como en toda emoción intensa, estar ansioso(a) implica una serie de reacciones físicas (del sistema nervioso vegetativo), y también psíquicas o emocionales.

¿Qué es la ansiedad?

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La ansiedad es un estado de ánimo caracterizado por la sensación de peligro inminente o inevitable; se acompaña de reacciones corporales como palidez, tensión muscular, alteraciones respiratorias y opresión en el pecho.

Cuando estos síntomas se intensifican se suele adoptar el término de angustia, si el peligro se percibe como una amenaza a la integridad física se habla de un estado de alarma.

Angustia y alarma son fases de distinta intensidad del estado ansioso, y pueden representar importantes síntomas de neurosis, psicosis o afecciones emocionales.

La ansiedad patológica

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Cuando la sensción de peligro sobrepasa su rango normal de intensidad o se vuelve recurrente resulta muy molesto, en algunos casos puede ser incapacitante, a esto le llamamos ansiedad patológica.

Esta patología es uno de los trastornos más comunes, sin embrago muchas personas no se atienden hasta que el problema es demasiado grave.

Existes diversos tipos de patologías relacionadas, abarcan los llamados trastornos ansiosos, los más comunes son el trastorno por angustia y el trastorno generalizado.

Artículos sobre ansiedad

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Si eres una persona que padece esta patología en nuestros artículos encontrarás motivos para ser optimista, podrás obtener estrategias que te ayudarán mucho.

Con la atención adecuada este trastorno puede superarse, en algunos casos no desparece totalmente, pero puede controlarse de manera bastante satisfactoria.

Aquí encontrarás información sobre las complicaciones más frecuentes, como las crisis ansiosas, los ataques de pánico o la agorafobia entre otros.