¿Qué pensamos cuando escuchamos sobre sexualidad en la tercera edad?
“Lo que hoy vemos es que los niveles de actividad en los viejos son altos, y los niveles de placer y de disfrute son muy altos también, pero parece que nuestras representaciones mentales siempre quedaran como marcadas en esta posición casi decrépita del viejo.
Vemos que hoy hay viejos que se están moviendo, que viajan, que tienen fiestas, que la pasan bárbaro, que se divierten, pero terminamos viéndolos siempre como excepcionales, porque la regla todavía a nivel cultural está marcada en que los viejos son aburridos y están encerrados en su casa”
–Lacub Ricardo
Hablar de sexualidad es de por sí un tema complicado por la serie de mitos y prejuicios que han prevalecido durante mucho tiempo, los temas acerca de la sexualidad siguen siendo tabú y no existe información adecuada o no está difundida del todo bien. Prevalece también la correlación directa, únicamente, de lo sexual con lo coital. La sexualidad es un ámbito mucho más amplio.
La función de un mito en la cultura es la de velar una verdad que está oculta y que causa vergüenza o pena aceptarla. Parece conveniente todavía seguir mitificando las actividades de la población de la tercera edad pues no corresponden a la lógica moderna, aparentemente es una población que se ve mermada en sus capacidades física y mentales. En un mundo donde prevalece la idea de que la juventud es la única etapa aceptable para ejercer una sexualidad activa, el hecho de pensar que la tercera edad pueda hacer lo mismo causa mucho malestar. Lo único aceptable actualmente es que dos cuerpos jóvenes y bellos se amen y se demuestren afecto.
Pues bien, detrás de todos esos mitos existe una verdad oculta a ojos que quieren seguir siendo ciegos. La sexualidad en la tercera edad es un hecho que sigue demostrando que el aspecto sexual es algo que nos acompaña durante toda la vida y no se trata de ir por ahí siendo un pervertido. Entendamos que la sexualidad son todas esas practicas que nos acercan a otro, son los modos de convivir con los demás, es reconocernos a nosotros mismos como seres únicos, es aceptarnos, es dar un abrazo, es tener intimidad, involucrar tanto al cuerpo como a los afectos.
En este sentido, el acercamiento que podamos tener con otra persona es particularmente especial y único en la tercera edad. La sabiduría que dan los años permiten una intimidad sin prejuicios y una comunicación mas honesta, el plano de lo sexual se disfruta sin temor a embarazos y con el tratamiento médico adecuado puede llegar a ser igual de placentera que en los años de juventud. Si el auto-concepto del adulto mayor es el adecuado logrará tener la seguridad de sentirse querido y amado, aspectos fundamentales durante toda la vida, pero que cobran significado en una etapa en la que perdemos tantas cosas. La autoestima no debe perderse jamás.
Como sociedad aún queda mucho por aceptar que llegaremos a una etapa dónde muchas de nuestras capacidades se modifican drásticamente, quizá por el temor a la muerte. Envejecemos desde que nacemos, lo propio y más natural sería tener la consciencia de que un día dejaremos de existir, de este modo viviremos plenos en cualquier etapa de nuestra vida.
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