Hacer amigos ¿es cosa de niños? relaciones íntimas en la etapa adulta temprana
«Usted puede hacer amigos en dos meses al interesarse sinceramente en las demás personas, que los que usted puede hacer en dos años al intentar hacer a las demás personas interesadas en usted»
-Bernard Meltzer
Una de las tareas principales que una persona tiene que cumplir en su vida adulta es la de responsabilizarse de sí mismo y tomar sus propias decisiones, tanto académicas, como laborales y sociales.
Una de las decisiones sociales que más peso tienen durante la vida adulta es la de establecer amistades cercanas. Las amistades varían en su carácter y calidad, por ejemplo, algunas son íntimas y brindan apoyo, mientras que otras, se encuentran en conflicto frecuente debido a diferentes puntos de vista acerca de las mismas situaciones. Algunos amigos pueden compartir muchos intereses en común y otros sólo se frecuentan mientras realizan una actividad en específico; algunas amistades pueden llegar a durar toda la vida y otras ser fugaces, sin disminuir el valor que cada una tiene para el sujeto. Para algunas personas, hay grandes amistades que son más estables que la relación que establece con su misma familia o con su pareja.
Es importante que el adulto joven se permita reconciliar con la imagen que creó de sus padres durante la adolescencia; para de esta manera resolver los conflictos que quedaron inconclusos, sanear la relación con ellos y evitar que dichos problemas se recreen en las futuras relaciones, ya sea con amigos, colegas de trabajo o pareja.
Para que una persona logre establecer una relación íntima con otra persona (pareja o amigo) es necesario que esté dispuesto a revelar información importante de sí mismo, a compartir secretos, responder a las necesidades del otro y mostrar aceptación y respeto por la otra persona (lo que Erikson denomina como autorevelación).
Acorde a Lambeth y Hallett (2002) para que una persona logre establecer relación de cercanía emocional (intimidad), requiere de diversas habilidades, como:
- Conocer sus capacidades, habilidades y valor, es decir, tener consciencia de sí.
- Poseer la capacidad de empatía, la cual le permite entender las necesidades del otro.
- Habilidad para comunicar sus emociones, sin esperar que la otra persona sea la que adivine qué es lo que desea o piensa.
- Toma de decisiones de manera independiente, sin esperar que alguien más solucione sus problemas.
- Capacidad para la resolución de conflictos en los momentos en que los puntos de vista son diferentes.
- Habilidad para hacer y mantener compromisos hacia las otras personas.
Gracias por visitar el blog de Ayuda Psicológica en Línea, si te gustó este artículo de psicología del desarrollo agradeceremos lo compartas en tus redes sociales, si tienes algún comentario con gusto lo leeremos.