La rivalidad entre hermanos
“Siempre desee tener una hermana y nunca la tuve, ahora no entiendo porque mis dos hijas se pelean tanto y no ven lo maravilloso que es tener a una hermana con la que puedes compartir tantas cosas, ser tan unida y cómplices de muchas travesuras y secretos”
-Alicia, Diseñadora de interiores. 38 años.
La rivalidad entre hermanos es algo natural que no es fácil manejar y en el ámbito terapéutico es de las cosas que más atraen a los pacientes a la consulta. En alguna ocasión una colega me comentó que la llegada de un nuevo hermano genera muchísimo movimiento interior en el hermano que se va a convertir en el mayor. Un ejemplo gracioso para entender lo que siente el hijo es hacer el símil siguiente: Es como si un esposo le dijera a su esposa, “Mi vida te amo tanto que te voy a traer a otra mujer aquí a la casa para que vivamos los tres juntos, verás que te vas a llevar muy bien con ella, yo las voy a amar a las dos por igual…”
En el hermano mayor se da un miedo exagerado al ver la posibilidad de ser desplazado en el amor que hasta ahora era recibido de parte de los padres.
Este miedo por la llegada de un nuevo hermano es tan grande que puede llevar al hijo mayor a tener actitudes y conductas regresivas como volver a etapas anteriores que ya había superado. O a volverse retraído aunque su personalidad antes de la llegada del hermano era más abierta. Tenga la edad que tenga el hermano mayor, se verá afectado de manera importante. Así pues considero que los padres han de ser muy cuidadosos y amorosos con él. Entre mayor entendimiento haya de la situación por parte de los padres y aceptación de este miedo experimentado por el hijo, menor será la problemática que se genere entre ambos hermanos.
Si el nuevo hermano llega cuando el que lo precede está entrando a la adolescencia la situación se tornará doblemente compleja y requerirá que los padres sean especialmente hábiles para manejar esta situación. En mi opinión creo que unos padres sensiblemente entrenados y sensibilizados pueden ser los mejores “terapeutas de sus hijos” en los diversos avatares que los pequeños van viviendo.
A mi consulta han llegado padres que refieren una excesiva competencia entre sus hijos y malas relaciones entre ellos, explorando la situación llegamos al origen que se da en un porcentaje alto de casos: la forma en que se manejó la llegada de un hermano y como se manejaron los sentimientos de hijo mayor. Generalmente hay más problemática cuando ambos hijos son del mismo sexo pues la competencia entre ellos por ser vistos o apreciados por los padres es mayor pues se sienten “iguales” frente a los ojos de los padres; en cambio cuando son de sexo diferente hay un margen menor de competencia pues ambos hijos se saben con características especiales frente a los padres. La hija siente que es la única hija, y el hijo siente que es el único hijo. Sin embargo si no hay buen manejo de parte de los padres la competencia entre hermanos puede ser muy fuerte sean del sexo que sean.
Recomendaciones básicas cuando va a llegar un nuevo hermano:
- Dele la oportunidad al hijo mayor de hablar de sus sentimientos, nunca lo censure diga lo que diga del evento.
- Si dice que odia al hermano que viene, acéptelo y refléjelo: “Entiendo que te está siendo muy difícil aceptar a tu nuevo hermano, sientes que lo odias”; o sientes miedo, o sientes tristeza. ¿Qué te da miedo?, ¿Qué te imaginas que va a pasar?
- Según la edad del hijo mayor utilice materiales plásticos (plastilina, papel, colores, acrílicos, cartulinas, tijeras… etc.) para que el chico exprese lo que está sintiendo.
- Cuente un cuento a su hijo donde de manera un poco velada se exprese la historia de una familia que recibe a un nuevo miembro y la reacción de cada uno de los integrantes, la idea es que de manera indirecta el chico escuche en el cuento algo parecido a lo que está viviendo incluya en el cuento cómo la historia llega a un final donde se integra poco a poco cada miembro de la familia a la nueva situación.
Usar familias de animales es muy útil. Generalmente un cuento bien contado da la oportunidad al hijo de integrar paulatinamente la llegada del hermano. Una buena película sobre rivalidad entre hermanos o sobre la relación entre hermanos puede ayudar mucho si el hijo ya no es pequeño.
Recomendaciones cuando ya llegó el hermano y están existiendo situaciones de rivalidad que no permiten el vínculo sano y amoroso entre los hermanos:
- En lugar de inquietarse y desanimarse, produzca actividades que lleve a los hermanos a estar juntos y colaborar.
- Cuando esté a solas con el hijo mayor motive a que el chico o chica platique de sus sentimientos y de lo que siente al ser el mayor, que ventajas y desventajas le ve. Haga lo propio con el menor. Si hay ventajas que no ven hágaselas saber.
- Fomente el vínculo con cada uno de ellos. Haga cosas a solas con cada hijo. Recuerde que el vínculo es con cada hijo.
- La ausencia de los padres, en ocasiones provoca que los hijos se unan. En una ocasión una paciente adulta reflexionaba que cuando niña, su madre tuvo que hacer un viaje para recibir atención médica en el extranjero, la paciente en esos entonces tenía 9 años y su hermana 14 y se llevaban mal, con la ausencia de la madre lograron mejorar el vínculo, pues la grande comenzó a proteger a la pequeña. Con ello no queremos decir que se ausente deliberadamente, pero si que los hijos no se comportan igual ante la presencia o la ausencia de los padres. Observe esto en sus hijos.
Reflexione si la rivalidad comenzó porque alguno de los dos hijos no siente una aceptación plena de su ser por parte de alguno o de los dos progenitores, analice usted si deseaba tener al segundo hijo? ¿O si el primero no lo deseaba tanto?. ¿A quién le recuerda cada uno de sus hijos? En un acto de honestidad evalúe si alguno de sus hijos no es lo que usted quisiera o esperaba y observe cómo se dirige a él o ella.
Aún aspectos inconscientes en los padres impactan sobremanera en el desarrollo de los hijos. Tal vez usted quería solo hijas y tuvo un varón al cual sobreprotege por miedo a que se note que no termina de aceptarlo. Podemos inferir miles y miles de hipótesis, pero en lo medular lo que hay es una diferencia marcada en el trato y en los sentimientos hacia uno u otro hijo y ellos lo sienten con claridad.
- Es importante buscar atención profesional y nunca cerrarse a la idea de que usted y su pareja tienen injerencia en el malestar de los chicos. Nadie como padre es perfecto, pero si perfectible. Así que a sincerarse para el bien de los hijos, a bajar defensas, yendo a los orígenes del malestar que es cuando llegaron a su vida cada uno de sus hijos.
Recuerde: un hijo que se siente plenamente aceptado, querido y bienvenido por sus padres simplemente no tiene por qué rivalizar con alguno de sus hermanos.
Esperando sea de utilidad el presente artículo y con el deseo de apoyar en el trabajo más importante del mundo: Ser padres.