Hijo, ¿Otra vez ese cuento?
«Es su cuento favorito, todas las noches me pide que se lo lea»
«Siempre ve la misma película»
«Pero si acabas de ver esa escena y ya la estás poniendo de nuevo»
¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases? En ocasiones para uno como adulto resulta extraño que un niño quede tan cautivado con una historia y que sea necesario que la escuche o vea muchas veces, lo cual nos lleva a preguntarnos el porqué de esta conducta.
El cuento de hadas le permite al niño saber que a lo largo de la vida los conflictos ocurrirán en incontables ocasiones, sin embargo, será necesario que los enfrente para poder superarlos.
Cuando un niño se siente tan atraído por un cuento es porque ha encontrado una manera de identificar y lidiar con su situación actual.
Una de las características especiales del cuento de hadas es el lenguaje, ya que suele jugar entre lo directo y lo simbólico. Generalmente el planteamiento de la situación es muy crudo: la muerte de un padre, la pérdida de la familia, entre otros; mientras que la solución viene narrada en escenas simbólicas en las que seres mágicos, súper-poderosos o animales con características humanas, salen en ayuda del personaje principal.
El héroe o heroína son personajes cuya característica esencial son sus valores haciéndolos “buenos”, sin embargo, esto no impide que lleguen a desviarse del camino al ser deslumbrados por lo prohibido, pero al poder reconocer su error y pedir ayuda, lograrán salir victoriosos.
Por otra parte, el villano o villana son los “malos”, quienes tienden a romper las reglas y a ser deshonestos, son quienes reciben su castigo al final del cuento ya que nunca aceptaron sus errores y tampoco quisieron cambiar su manera de ser.
Aunque muchos adultos están conscientes de que en la realidad una persona no es completamente mala o buena; en la mente del niño las personas si son divididas así: “mis papás son los más buenos del mundo”, “la vecina es tan mala como una bruja”; los buenos son simpáticos y modelos a seguir, mientras que los malos son antipáticos y se deben evitar.
Lo anterior ayuda al niño a crear sistemas y escalas de valores, aprende las consecuencias de actuar de una u otra forma y también, le permite lograr pautas de autocuidado: saber en quién puede confiar y en quién no, que puede hacer y que debe evitar.
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