¿Y mis súper héroes? Acercamiento al duelo adolescente por los padres
-Mis papás lo saben todo y hacen todo perfectamente
-¿Recuerdas cuando nuestro pequeño nos pedía permiso?
En esta segunda entrega de los tres duelos del adolescente, estudiados por Arminda Aberastury, abordaremos el duelo por los padres.
Cuando el hijo pequeño se encuentra en el proceso de formación de su identidad, sus primeros ejemplos a seguir son sus padres, esas personas que todo lo saben y todo lo pueden, el mayor anhelo del niño es poder convertirse en alguien igual a ellos; esta admiración viene principalmente de la capacidad “mágica e inexplicable” de poder hacer hijos.
Aunque a un niño se le explique lo necesario acerca de la reproducción humana, su mente no es capaz de conceptuarla completamente, adaptará esta explicación al momento del desarrollo que esté atravesando, por ejemplo: la mamá se come la semilla que el papá le da, los niños crecen en la panza de la mamá, etc.
Sin embargo, al llegar a la adolescencia, se le revela al muchacho el mayor secreto de la vida, ahora ya sabe cómo se hacen los hijos y posee la capacidad de hacerlos, ahora su cuerpo puede volver real el acto sexual, convirtiéndose en una persona más parecida a sus padres ya que posee las mismas “habilidades mágicas”.
El adolescente comienza a creer que se encuentra en la misma jerarquía que sus padres, llevándolo a desear tener los mismos derechos, queriendo que sus necesidades y deseos sean prioridad, exigiendo que su voz y su voto tengan el mismo peso que el de sus padres, porque “Ellos nunca lo escuchan”, “Ellos no lo entienden”, “Ambos se ponen en su contra”; la relación con sus héroes ha cambiado completamente, los siente perdidos para siempre.
Pero para los padres, tampoco es nada sencillo, saben que su hijo ya no es un niño, ya no pueden gobernar en él como antes lo hacían, ya no sólo obedece, nadie los preparó para lidiar con alguien capaz de refutar sus ideas, de poner en duda la manera en que actúan o piensan, ahora hay que explicarle por qué se hacen las cosas, aunque ni ellos sepan la razón.
Entonces como padres, ¿Qué hacemos?
- Estar conscientes que no importa qué tan confundidos se sientan, definitivamente su hijo lo estará más.
- La comunicación es un hábito, practíquelo.
- Conserven la calma, escuchen lo que su hijo tiene para decirles, les sorprenderá la madurez con la que puede defender su punto de vista.
- Formulen respuestas claras que él pueda entender.
- Establezca límites, permitirle hacer lo que quiera sólo por evitar conflictos no es una manera de apoyarlo.
- El diálogo y la negociación son habilidades que se aprenden en casa.
- Recuerden: su hijo es una persona que ya no depende de ustedes, pero aún los necesita.
La dinámica de relación padre – hijo que se desarrolle en esta etapa permitirá crear un clima de confianza que ayude a crear un adulto autónomo e independiente.
Gracias por visitar el blog de Psicólogos del Estado de México, espera la tercer y última parte del duelo del adolescente; si te gustó este artículo de psicología del desarrollo agradeceremos lo compartas en tus redes sociales, si tienes algún comentario con gusto lo leeremos.