¿Cómo comunicar el divorcio a nuestros hijos?
Si tomar la decisión de separarse de la pareja no es algo fácil de abordar, en el momento en que existen hijos fruto de la relación, la situación se complica por momentos. La primera de las dudas que se deben solventar es: ¿Nos separamos? Muchos padres, aun sabiendo que la convivencia es insostenible; que el amor, la pasión o la confianza se han terminado, deciden continuar juntos «por el bien de sus hijos».
Pero… ¿es real esa percepción? ¿Es mejor para los hijos permanecer juntos? La respuesta no es unánime. Lo que sí es cierto es que el sufrimiento de los hijos aumenta cuanto mayor es el conflicto que existe en el hogar; siendo este el factor que más perjudica a su desarrollo. Los padres, en ese momento sumidos en un enfrentamiento, no son conscientes del efecto que esa situación tiene en sus hijos, quienes perciben a la perfección cuándo la relación entre sus progenitores es fría y distante. Actualmente sabemos que la continua disputa entre los padres tiene una influencia más destructiva y duradera sobre los hijos que la propia separación.
Cómo comunicar el divorcio a nuestros hijos
Una vez decidido que la pareja lleva adelante la separación, es conveniente tener en cuenta algunos puntos que ayudan a una mejor adaptación de los hijos:
- Informar a los hijos de la separación. En ocasiones, con la finalidad de evitar un sufrimiento a los hijos, se crea una situación ficticia, o simplemente no se comunica la separación y un progenitor deja de vivir en el hogar. Ante esto, los niños creen que han sido abandonados, hacen conjeturas del tipo «por mi mal comportamiento mi padre/madre se ha marchado». Para evitar todo esto, es necesario decir a los hijos la decisión que como pareja hemos tomado.
- Explicar la separación 1 ó 2 semanas antes de que suceda. Cuidado con alargar mucho más tiempo la convivencia, ya que los hijos pueden desarrollar la fantasía de que los padres están juntos.
- Transmitir la ruptura como una decisión conjunta, ya que se relaciona con un mayor bienestar psicológico de los hijos. Hay que procurar mostrarse firmes, seguros, sin manifestar rabia, tristeza o llanto. En el caso de que como padres no seamos capaces de comunicárselo de forma simultánea, puede hacerse por separado, pero transmitiendo la misma versión, en la que no hay víctimas ni culpables.
- No comunicar los conflictos que de fondo motivan la separación. Para ello, evitar frases y expresiones del tipo «Tu padre/madre tiene una novia/o…», «Ya no nos quiere…», «Se ha ido de viaje…». Adecuar a la edad de los hijos, dando los motivos justos, pero sin culpar a la otra parte.
- Explicar que los hijos no son la causa de la decisión tomada. Es importante subrayar que ellos no son la causa de la separación, y que aunque como pareja no consigamos entendernos, el vínculo padre/madre-hijos permanece.
- Mostrar seguridad acerca de la ruptura. Para esto, se ha valorado durante un tiempo la separación y se ha llegado a la conclusión de que es la mejor opción, por tanto, no es una decisión que pueda modificarse.
- Comunicar quién se irá de casa y con quién van a vivir. Aunque estos aspectos van sujetos a una sentencia en el momento del divorcio, en un primer momento, y hasta llegar a ello, es preferible una negociación civilizada como pareja, intentando que la vida de los hijos no se vea muy afectada. Además, es preferible ser sinceros y adelantar algunos de los cambios que tendrán lugar.
- Dejar tiempo a los hijos para que expresen sus dudas y emociones.
Por último, es necesario destacar que el periodo más crítico para los hijos es el año siguiente a la separación. Además, como padres debemos conocer algunas reacciones de los niños: tristeza; culpa; exceso de responsabilidad; enfado; problemas escolares, de alimentación y sueño; y la fantasía de la reconciliación. Todas ellas son normales al inicio de la separación y van disminuyendo con el tiempo, conforme los hijos se van adaptando a la nueva situación.