La música y su inefable poder terapéutico
“La música es un arte que está fuera de los límites de la razón, lo mismo puede decirse que está por debajo como que se encuentra por encima de ella”.
– Pío Baroja
La música, ese todo del que, por mucho que digamos, apenas llegaremos a decir nada. La música, fiel compañera de vida y de viaje. Siempre está cuando la necesitamos, ofreciéndonos un lugar donde naufragar. Sabe qué decir cuando nosotros no, a veces nos obliga a recordar, pero… ¡cuántas a olvidar! Sintoniza con nuestro estado de ánimo mucho mejor que cualquiera. Nos hace sentir, reír, bailar, llorar, soñar e incluso volar. Eleva nuestros sentidos y, aunque solo sea un instante, nos lleva a un mundo mejor.
Pero… vamos a empezar por el principio. La música ya existía en la prehistoria, incluso algunos creen que apareció antes que el lenguaje, por lo que es algo que como especie lleva acompañándonos millones y millones de años.
La música activa más zonas de nuestro cerebro que cualquier otra actividad, desde el sistema límbico (relacionado con las emociones) hasta el hipocampo (estructura implicada en la memoria) pasando por la corteza visual o la corteza motora, que se activa aunque no nos movamos. Quizás por este efecto tan global que produce en nosotros le atribuyamos ese sentido tan elevado, que Nietzsche expresó llevándolo al extremo:
¿Un error? Personalmente lo comparto, pero para muchos tal vez resulte excesivo. Sea como sea lo que es innegable es que sin ella muchas cosas serían muy distintas y los abismos serían más profundos. Porque la música cura casi tanto como el tiempo y da sentido al vivir y a lo vivido.
Científicamente, numerosos estudios, han demostrado que la música tiene varios efectos positivos sobre nuestro cuerpo. ¿Quieres saber cuáles son algunos de ellos? Pues solo tienes que seguir leyendo.
BENEFICIOS DE ESCUCHAR MÚSICA
- Reduce el estrés. La música puede disminuir los niveles de cortisol (hormona relacionada con el estrés).
- Mejora el sistema inmunológico, al favorecer la concentración en sangre de inmunoglobulina A (un tipo de anticuerpo).
- Alivia el dolor. Aparte de desviar el foco cognitivo del estímulo doloroso favoreciendo la distracción, escuchar música provoca la liberación de endorfinas que tienen propiedades analgésicas.
- Favorece el aprendizaje y la atención. Además algunos tipos de música (generalmente instrumental, para evitar dividir la atención) potencian la concentración.
- Mejora la circulación. Las melodías que resultan agradables y del gusto de uno, favorecen la segregación de óxido nítrico en el flujo sanguíneo que ayudaría a prevenir la formación de coágulos y de placas de ateroma (cúmulos de colesterol en las paredes de las arterias).
Aunque realmente todos sabemos que no hace falta hacer ningún estudio para percatarnos de la genialidad de la música y del bien que nos hace. Como ya dijo Platón:
“La música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas”.
Con todas estas cualidades resulta inevitable no usarla para fines psicoterapéuticos. Hoy en día la musicoterapia se usa en diversos ámbitos. Se trata de emplear tanto la música como sus elementos (melodía, ritmo, tono, armonía…) para curar. ¿Para curar el qué? Lo cierto es que su aplicación es bastante amplia: por ejemplo, puede usarse para fomentar la comunicación en personas con dificultades para expresarse, para favorecer el crecimiento emocional y afectivo; también resulta muy útil en cuestiones relacionadas con la psicomotricidad o incluso para abordar la depresión o los problemas de memoria.
Pero en realidad, no es necesario acudir a un musicoterapeuta ni tener ningún problema en particular. La música contribuye a nuestro bienestar en general, y si eres de aquellos que no le pone música a sus días te invito a que empieces a hacerlo, para hacer ejercicio, para amenizar los viajes en coche, para encontrar en las letras aquello que sientes y no sabes cómo decir, para llorar cuando estés triste, para soñar cuando estés despierto, para despertarte cuando estés dormido, para bailar como si nadie te estuviese mirando, pero sobre todo, para poder ser.
Recomendado
Déjame hacerte un regalo y dale al play. Una de mis canciones favoritas, no por la historia que cuenta, podría estar diciendo cualquier cosa, y aun así el resto me atravesaría y me haría sentir de la misma manera. Inefable, no sé cómo explicarlo, pero es que, al final, se trata un poco de eso, de dejar que la música te salve cuando crees que todo está perdido.