El amor en el tiempo de la tecnología
Las relaciones de pareja y sus expresiones de amor van cambiado a lo largo de tiempo, de la época y del contexto cultural en el que se desarrolla. Bastaría con preguntarle a nuestros propios padres o abuelos cómo eran sus relaciones de pareja en el pasado, cómo se comunicaban, con qué periodicidad se reunían; entre otras cosas. La realidad es que las relaciones eran distintas cuando no se tenía acceso a la tecnología con la hoy en día vivimos, cuando sencillamente no se podía saber lo que se encontraba haciendo el otro a cada minuto.
Si bien la tecnología ha demostrado ser útil y funcional (además de permitirnos ampliar nuestros canales de comunicación y cercanía), también está siendo un factor determinante en la mayoría de las relaciones de pareja. Bastaría con preguntarnos cuánto tiempo pasamos pegados al celular, o más bien, cuánto tiempo nos podemos mantener alejados de él… La realidad es que hoy en día forma parte de nosotros, y esto se debe, sobre todo, a lo fácil que resulta localizar a la otra persona con una llamada o un mensaje.
¿Qué pasa que muchos de nosotros decidimos darle seguimiento a la actividad que tiene nuestra pareja a lo largo del día? Y no hay que confundirse, porque si bien existe interés y preocupación por saber de nuestra pareja, también podría convertirse en una especie de acoso socialmente aceptado. Es una persecución a lo que hace o deja de hacer la otra persona que hasta cierto punto “no se ve mal”, pero eso no significa que sea el comportamiento adecuado.
La facultad de la tecnología de poder localizar inclusive en un mapa la ubicación de una persona invade la privacidad, y esto es algo que cada uno de nosotros decide permitir o no. Sin embargo; en una relación de pareja podemos violar ciertos límites de privacidad sin darnos cuenta, por lo que te sugiero estar pendiente de tus actitudes y diferenciar las razones por las que mantienes en “seguimiento” a tu pareja, pero lo más importante: que ambos tengan conocimiento y consentimiento de este tipo de actitudes y comportamientos.
En las relaciones de pareja donde el amor no ha logrado consolidarse, estos factores inciden directamente en la confianza, poniéndola a prueba a cada minuto. Un simple “¿dónde estás?” y la falta de respuesta a la pregunta puede ocasionar una tormenta en un vaso de agua, cuestionando el “amor” que se tiene y vive en pareja.
La tecnología es muy benéfica, pero hay que aprender a utilizarla de forma saludable. Es necesario aprender a dialogar y comunicarnos de forma adecuada, permitiéndole a nuestra pareja decirnos lo que decida contarnos, no invadiendo su privacidad, evitando verificar su versión “comprobando” a través de las redes sociales, preguntando cuando tengamos dudas, y sobre todo, aprendiendo a confiar en el otro.
Te invito a que tengas apertura a conocer más de tu pareja, más desde ella y menos desde lo que puedas investigar. Conócela a fondo, descubre aquello a lo que pocos tienen acceso, no a lo que los demás tienen a su alcance. Disfruta y vive tu relación con base en lo que viven día a día, y no te compliques a través de la tecnología; simplemente úsala a tu favor.