¿Qué querés hacer ‘ahora que ya sos’ grande? Ocupación e identidad
Con el advenimiento de la jubilación y el incremento de tiempo libre, uno se pregunta si la necesidad de trabajar y tener una ocupación desaparece en la tercera edad. La sociedad tal como está organizada pareciera así considerarlo, y le propone al jubilado realizar tareas de ocio o recreación. ¿Cómo impacta este cambio en la identidad y en la necesidad de reconocimiento social?
Desde el punto de vista económico, el individuo entra en el periodo de la jubilación cuando finaliza su etapa laboral productiva, dejando así su rol productivo para las nuevas generaciones. Ésta pérdida de rol trae como derecho a la jubilación, derecho acumulado luego de una vida de trabajo.
Desde el punto de vista evolutivo, la jubilación se entiende como la etapa en la cual ya no se es capaz de cumplir las obligaciones que el trabajo impone, debido al natural declive de las capacidades físicas y psicológicas que se asocian al envejecimiento.
Una problemática importante de esta etapa de vida, es la pérdida del rol laboral asignado y aceptado socialmente, que luego en la jubilación, suele centrarse en actividades de ocio y tiempo libre. Estas actividades pueden considerarse positivamente, como momentos de descanso y disfrute pero también tienen una consideración negativa, siendo el índice de que ya no se está trabajando y no se tiene actividades productivas que contribuyan al bien común, sino pasivas de recreación.
Esto ocurre dado que la profesión u ocupación tiene un significado para el ser humano que excede la productividad y el desarrollo económico. La ocupación está relacionada con numerosos significados y sentidos. Los individuos experimentan y dan sentido a sus vidas por medio de sus ocupaciones. Las ocupaciones no sólo tienen significado por sí mismas sino en relación con otras ocupaciones y en relación a otros, ubicando al individuo como un eslabón con un motivo o fin dentro de su grupo social. El tener una profesión que aporte en algo a la comunidad cubre la necesidad de reconocimiento que tiene todo ser humano, y produce un sentimiento de utilidad que le da un sentido a la vida.
En la película Taxi Driver, hay un diálogo muy significativo que casi pasa desapercibido porque no tiene que ver con el argumento principal, pero es muy revelador respecto de este tema. Robert De Niro habla con su jefe (taxista de muchos años) y este viejo taxista le dice: “Ya sabes, consigues un trabajo, y te vuelves el trabajo que haces… uno se vuelve el trabajo que hace”.
Vemos que hay una fuerte identificación de la ocupación con el ser o la identidad misma de una persona. Esto es muy importante ya que, pensado de esta forma, si la persona pierde su ocupación está en riesgo de perder parte de su identidad, lo que le permitía tener un lugar y considerarse parte de su comunidad.
Por eso es tan peligroso y genera tantas consecuencias negativas perder el trabajo en cualquier etapa de la vida. En esta nueva etapa el ser humano debe confrontar el hecho de perderlo del todo, perderlo para siempre. Esto puede implicar un proceso de duelo para con ese rol anterior, rol de trabajador productivo, que ahora pasa a ser un individuo que ha de encontrar un sentido en el tiempo libre. Este es el desafío que se plantea en esta etapa de la vida donde el sujeto podría preguntarse ¿qué quiero ser ahora que ya soy grande? Un nuevo movimiento ocupacional que lo llevará a descubrir un sentido nuevo en nuevas actividades.