10 malos hábitos del pensamiento
“Sé que sólo hay una libertad: la de pensamiento”
– Antoine de Saint-Exupéry
Somos libres de pensar lo que queramos, pero… ¿y cuando ese pensamiento se vuelve un hábito? ¿Realmente queremos pensar así o ya forma parte de nuestra forma de pensar?
Las distorsiones cognitivas son aquellos pensamientos que no se ajustan a la realidad y que hacen que interpretemos las situaciones de forma distinta. Cuando estas distorsiones cognitivas surgen continuamente se convierten en un mal hábito de pensamiento.
Si tenemos un mal hábito de pensamiento, ésta forma de pensar influye negativamente en nuestra vida: en nuestra autoestima y autoconcepto, a la hora de relacionarnos con amigos y familiares, en la toma de decisiones, etc. además de fomentar la aparición de muchos trastornos.
Por ello, en el post de hoy os dejo con 10 malos hábitos del pensamiento, seguro que alguno os parece familiar:
- Pensamiento de TODO o NADA: este supone pensar de forma dicotómica, es decir en extremos: “o está bien o está mal”. Un ejemplo de pensamiento puede ser: “Si esto no lo hago bien entonces no valgo para nada”. Tener este hábito de pensamiento supone pensar que todo es blanco o negro, y no ver más allá de otras posibilidades.
- Sobregeneralización: supone la tendencia a generalizar un suceso aislado. Por ejemplo: “¡Ese/Esa chico/a me ha rechazado, jamás conseguiré tener pareja!”
- Descalificación: en pocas palabras, cualquier situación es vista como negativa, incluso aquello que es positivo y beneficia a la persona. Por ejemplo: cuando le dicen un cumplido y piensa: “sólo lo dice para quedar bien” o incluso cuando echa por tierra todo lo que hace: “no es para tanto, si total, seguro que otro lo hubiera hecho mejor”.
- Abstracción selectiva: este tipo de hábito de pensamiento supone clasificar o interpretar todo un acontecimiento a partir de un simple detalle que muchas veces es sacado fuera de contexto. Por ejemplo: “No quiere que lo lleve en moto, eso quiere decir que desconfía de mi”.
- Inferencias arbitrarias: Aquí entran en juego la Lectura de Pensamiento y la Adivinación de aquello que puede ocurrir.
- David y Goliat: aquí entra en juego la magnificación y la minimización. El primero supone la tendencia a exagerar los sucesos, mientras que el segundo a infravalorarlos.
- Razonamiento emocional: utilizar aquello que sentimos como confirmación de lo que somos. Por ejemplo: “me siento triste, eso es que soy un desdichado”.
- Los debería: cuando hablamos de “debería” hacer algo, o decir algo, o actuar de cierta forma, nos estamos imponiendo de cierta manera que tenemos que realizar, nos autoexigimos. Ej: “Debería saber hacerlo bien”.
- Juicios globales: supone valorar a una persona en función de una simple acción. Ej: “Se ha tropezado, es un patoso”, “He suspendido el examen, soy un inútil”.
- Personalización: Asumir que el control de todas las situaciones es de uno mismo, responsabilizándonos de todo, lo cual suele llevar a la excesiva culpabilidad. Ej: “Todo es culpa mía, soy una mala madre”.
Pero, ¿Quien nunca ha exagerado un acontecimiento que le ha sucedido o ha pensado que si no le sale bien “se le acaba el mundo”? Todos hemos podido pensar así alguna vez por nuestros Filtros Mentales, pero son ocasiones puntuales que acarrean consecuencias en el momento de nuestra decisión.
Lectura Recomendada
Sin embargo, esto no quiere decir que sea un mal hábito de pensamiento. Se transforma en un hábito en la medida en que lo hacemos frecuentemente, de forma que termina por influir, sin darnos cuenta, en nuestra vida.