¿Nunca es tarde para empezar? Etapa adulta intermedia
“El zapato que le ajusta a un hombre le aprieta a otro;no hay receta para la vida que funcione en todos los casos”
–Carl G. Jung
Entre los 40 y los 65 años se atraviesa por una etapa de la vida llamada Adultez Intermedia, en la cual la persona ya ha dejado atrás la presión por elegir y comenzar una carrera profesional, por escoger un estilo de vida, a una pareja, la decisión de tener hijos y la crianza de ellos; ahora el individuo se enfoca en el mantenimiento de su trabajo, tal vez sus hijos ya sean más independientes o incluso ya has salido de su casa.
Para Carl G. Jung hay dos tareas necesarias en esta etapa: 1) Renunciar a la imagen de juventud y 2) Reconocer la mortalidad.
Saber que ya ha pasado la primera mitad de la vida representa un escenario perturbador para algunas personas, pero también es una oportunidad perfecta para hacer una mirada introspectiva, analizando las decisiones que se han tomado, los caminos que se han recorrido y las cosas que aún faltan por hacer.
Es una buena ocasión para el planteamiento de nuevas metas o la revaloración de las prioridades, este proceso ahora está acompañado de la experiencia de los primeros 40 años de vida, el recuerdo de sueños que se postergaron o dejaron de lado, la energía necesaria para seguir adelante y probablemente ya existan menos presiones en cuanto a la responsabilidad con los hijos.
No es extraño que en esta etapa se dé un cambio de carrera, de especialización o de puesto de trabajo, ya que el individuo busca nuevos retos que le permitan poner a prueba su experiencia, sabiduría y recursos.
Según Erik Erikson, en esta etapa el individuo enfrenta la generatividad contra el estancamiento, definiendo la generatividad como la preocupación por establecer y orientar a la siguiente generación dejando un legado para las generaciones que le siguen.
Como virtud Erikson establece el cuidado que es “un compromiso amplio con el cuidado de las personas, productos e ideas en las que uno ha aprendido a interesarse”; este cuidado puede ser dirigido hacia sus hijos, sus padres o incluso su profesión.
Ejemplos de los cambios en esta etapa podría ser la Madre Teresa de Calcuta, quien alrededor de los 40 años comenzó su trabajo en favor de los pobres y enfermos; o Albert Einstein quien a esta edad logró la confirmación de su teoría de la relatividad, el desarrollo de la bomba atómica y la formación de la ONU.
De esta manera y en respuesta a la pregunta inicial, podemos concluir que en efecto, NUNCA ES TARDE.
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