¿Somos lo que comemos?
Para entender el mensaje real de la frase, es necesario contextualizarla. Fue el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerback en 1850 quien dijo: “Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come”. Seguramente él no pensó en las consecuencias de su frase llevada al extremo que se vive en el siglo XXI, en el que el 15% de las personas que padecen un trastorno de alimentación (TCA) muere (Martínez-Gonzales y Irala, 2003).
¿Eres leche, café y fruta en el desayuno, papás, carne, ensalada en el almuerzo, a media tarde galletas, por la noche tal vez un sanduche, dependiente del hambre un vaso de leche, un pastel. Pero cuando te sientes mal, eres helado de chocolate, y para festejar los cumpleaños, vino y gin, antes del verano eres ensalada, agua (operación bikini) y en invierno pan, sopas?
Hay quienes son vegetarianos, carnívoros, veganos, por cultura, por convicción, por gusto. Aquí no se va a poner en discusión cual tipo de alimentación es la más recomendada. Lo que se va a cuestionar es como se define la identidad. Se ha popularizado la idea de que somos lo que comemos, dándole a la comida más peso en la vida de las personas del que tiene. Hasta el punto de tratar de manejar nuestras emociones a través de ella. No se trata tampoco de restarle importancia, pero si es necesario tener claro que una persona es más que lo come. La visión “somos lo que comemos” deja de lado lo que el ser humano realmente es, un ser biopsicosocial, y su bienestar dependerá del equilibrio entre estas dimensiones.
Desde esta visión, los conflictos con la comida tan comunes hoy en día reflejan en el fondo un problema de identidad. Hernández en el 2012 explica que autores como Stierlin y Bowen definen la identidad como la primera semilla del ser, que se siembra en la familia y crece según las situaciones a las que la persona se enfrenta a lo largo de su vida. En la actualidad los medios de comunicación, la presión social, los estereotipos de ideal han llevado a que la falta de identidad se exprese en algún TCA, esto no quiere decir que todos quienes no tienen una identidad fuerte desarrollen un TCA pero sí se convierte en un factor de riesgo importante (de éste y otros trastornos, como las adicciones).
Stearlin citado por Hernández en el 2012 explica la identidad como el resultado del proceso de individuación que permite a la persona afrontar situaciones emocionalmente conflictivas con cabeza clara, evaluando las opciones y los recursos para poder resolverla.
Por lo tanto ser lo que se come lleva a gestionar los problemas a través de la comida, sin embargo al estar triste y no poder comer chocolate, ¿qué se hace, cómo se gestiona la tristeza?, ¿cómo se genera felicidad y espontaneidad cuando en una fiesta no hay vino, o gin? ¿Qué se hace para sentirse cómoda y segura en el verano si falló la operación bikini?
Algunas claves pueden ser:
- Encontrar una manera adecuada de gestionar las emociones (expresarlas).
- No sobredimensionar los problemas.
- Aprender a relacionarse desde la autenticidad.
- Evitar las comparaciones (tanto del aspecto físico como en todos los ámbitos de la vida).
- La búsqueda del “quién soy”, el encontrarse a uno mismo en actividades placenteras, en recursos utilizados en momentos difíciles.
- Re-conocerse en los amigos, en la validación y la admiración de tus seres cercanos ayudan a fortalecer la identidad y a llevar una vida posibilitadora.
Sin embargo es importante mencionar que la individuación según Stierlin está formada por la diferenciación y el sentido de pertenencia. El primer grupo de pertenencia de un individuo es su familia, le da un sentido de “ser parte de” y un marco de referencia para poder ver la realidad, mientras que la diferenciación le hace reconocer diferentes perspectivas sobre la misma situación, le da independencia y le hace decidir sobre una manera de actuar y de afrontar la realidad. El equilibrio entre las dos forma la identidad.
Volviendo a la frase de Ludwig Feuerback, seguramente el filósofo planteaba que la base de un pueblo sano está en la alimentación, ahora se sabe que la base de un pueblo sano está en la alimentación, la educación y el autoconocimiento.
Por esto se debe tener cuidado con las tendencias actuales de definirse según lo que se come, no se ES vegetariano o carnívoro, no se ES más o menos feliz por comer chocolate, no se ES más o menos divertido por tomar gin en una fiestas y no descansas más por SER más flaca o gorda en vacaciones, estas son elecciones de vida (momentáneas) que pueden variar o no según las circunstancias, por lo tanto no definen a la persona. Tal vez la pregunta quién eres en este punto resulte difícil de responder, pero espero que quede claro que eres más que lo que comes.
REFERENCIAS:
- Hernandez, N. (2012). La individuación. Un proceso transgeneracional: El concepto de individuación. Trabajo de formación en Terapia Familiar, 5-9. Recuperado de:
http://www.avntf-evntf.com/imagenes/biblioteca/Trabajo%203%C2%BA%20BI%2011-12%20-%20Garro,%20Nagore%20corregido%20para%20web.pdf - Lorenzo de D. (12 de Marzo del 2012). ¿De donde viene la frase: “Somos lo que comemos”? [Mensaje de un blog]. Recuperado de: http://www.nutrigenomica.udl.cat/blog/de-donde-viene-la-frase.html
- Martínez-González, M.A. y de Irala, J. (2003).Los trastornos del comportamiento alimentario en España: ¿Estamos preparados para hacerles frente?, Gaceta Sanitaria, 17(5), 347-350. ISSN 0213-9111
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