¿Qué hacer si tengo un jefe tóxico?
Tener que soportar a un jefe tóxico en la oficina, es sin duda, una de las peores pesadillas que le pueden ocurrir a un empelado o incluso a todo un equipo de trabajo.
Pasamos gran parte del tiempo en el trabajo, por lo tanto, convivir en un ambiente laboral hostil, merma nuestra calidad de vida y entorpece nuestro equilibrio emocional.
Aunque los jefes tóxicos pueden poseer grandes cualidades (en lo que respecta a su área), carecen de las habilidades y ética profesional para poder dirigir a otras personas.
En otras palabras, no saben actuar como líderes y se distinguen por aprovechar su autoridad, para imponerse y dirigir las operaciones de sus subalternos con fines egoístas.
Si tienes la mala suerte de tener un jefe tóxico (o sospechas que lo tienes), en este artículo aprenderemos a identificarlo, ponerle límites y, sobre todo, a cómo lidiar con él.
¿Qué es un Jefe Tóxico?
Un jefe tóxico es aquel que, aprovechando su cargo de dirección, realiza acciones que afectan el bienestar emocional y desempeño de quienes trabajan bajo su mando.
A diferencia de los jefes efectivos que destacan por mejorar el desempeño profesional de su equipo de trabajo y por lo tanto lograr resultados de alto impacto en la empresa.
Los jefes tóxicos propician a que el ambiente laboral en una organización se vuelva negativo y bastante dañino para todos o casi todos los integrantes de la misma.
Debido a esto, es muy probable que sus acciones sean contraproducentes, y deje a la empresa en peores condiciones que en las que se encontraba antes de su llegada.
Al momento de identificar a un jefe con estas características, es muy importante no confundirse y saber reconocer la diferencia entre un jefe tóxico y uno incompetente.
Es decir, el jefe incompetente es aquel que carece de las aptitudes necesarias para llevar a cabo su cargo (habilidades, experiencia o conocimientos, etc.).
Independientemente del trato que tenga con sus subalternos, el rasgo distintivo de este tipo de jefe, es que va a ser incapaz de lograr los objetivos de la empresa.
Aunque los jefes tóxicos pueden lograr objetivos (a corto o mediano plazo), lo harán a través del sometimiento y el maltrato, lo que al final se traducirá en su fracaso.
Los 10 Tipos de Jefes Tóxicos
1. Jefe castigador
Este tipo de jefes desconfían de su equipo de trabajo y cuando surge algún problema en lugar de buscar el diálogo para aclarar las cosas, juzgan de manera negativa.
Es decir, asumen lo que ellos creen que ha ocurrido sin tener pruebas de ello, echando la culpa a los demás a la vez que los considera como incompetentes e inadecuados.
Y es que por más que se trate de hablar con ellos para mejorar la situación, nunca se les va a hacer cambiar la idea preconcebida y negativa que se ha generado.
Así que para “solucionar” los problemas que se van presentando suelen intimidar y amenazar a los demás para conseguir lo que quieren.
Algunas frases que suelen utilizar este tipo de jefes son las siguientes:
- “Conmigo no se juega”.
- “Si no cuadran las cifras este mes tendremos que hacer recorte de personal”.
- “Cualquier error que cometan es tomado en cuenta en su contra”.
- “Los que no hagan lo que les digo se van a tener a las consecuencias”.
Otra de las conductas que suele manifestar es que tiende a dividir a los equipos de trabajo haciendo que compitan entre ellos en lugar de motivarlos a que sean aliados.
Y es que el tipo de pensamiento que tiene está muy inclinado hacia la confrontación y la competencia (ganarle a los demás o perder ante ellos).
2. Jefe maltratador
No se preocupan en lo más mínimo por el bienestar de las personas que conforman su equipo de trabajo, al contrario, los maltrata constantemente de diferentes maneras.
Algunas de las maneras en las que llevan a cabo el maltrato es criticando el trabajo de los demás, haciendo comentarios denigrantes y en doble sentido, por medio de burlas, etc.
También suelen tomar decisiones que afectan a los demás sin importarles las consecuencias que esto pueda traer para ellos.
Por ejemplo, pueden ser capaces de despedir a una persona que no había podido asistir al trabajo por enfermedad, bajar el sueldo a algún colaborador injustificadamente, etc.
Por mencionar algunas de las frases que más suelen utilizar se encuentran las siguientes:
- “No sé cómo conseguiste este trabajo”.
- “No tienes capacidad para hacer esto”.
- “¿Quién te va a aceptar en un trabajo sino sirves para hacer esto?”.
- “Debiste de haber estudiado otra cosa más fácil”.
- “Tuve que despedirte porque aquí nadie tiene derecho a faltar tantos días”.
- “Aunque tengas a tu hijo(a) enfermo(a), primero está tu trabajo”.
3. El jefe cleptómano
¿Cada vez que entregas un trabajo con buenos resultados, tu jefe te roba el crédito? Sobre todo, cuando el tiempo o esfuerzo que invertiste en ello, es de sobra notorio.
Algunos líderes tóxicos son expertos en el arte de persuadir a sus trabajadores para que lleven a cabo “proyectos especiales”, para luego quedarse con todo el crédito.
Muestran a sus superiores y a otros trabajadores el trabajo realizado por algún subalterno, como si fuera producto de su propio esfuerzo y no de la persona que lo realizó.
Incluso, algunos ni siquiera se dan a la tarea de hacer la presentación del trabajo, y aun así, dirigen el trámite o procesos de tal forma que consiguen quedarse con el mérito.
Por lo que, más que dedicarse a hacer mejor su trabajo, se encargan de detectar talentos y aprovecharse de ellos, hasta que finalmente los empleados deciden marcharse.
4. Jefe narcisista
Los jefes narcisistas son incapaces de ver las cosas fuera de su propia realidad y por lo tanto, carecen totalmente de empatía y comprensión hacia las demás personas.
Los sentimientos de los demás son algo totalmente ajeno para ellos, por lo tanto, son personas estrictas con las que es sumamente difícil negociar o establecer acuerdos.
Este tipo de líderes tóxicos tienen una especial predilección por el poder y el estatus, necesidad que satisfacen a través del control que brindan los altos cargos directivos.
Son personas que tienen aires de grandeza, y por supuesto, su mayor distintivo radica en la provocación frecuente para hacer sentir a sus trabajadores como inferiores.
Muestran una gran confianza en ellos mismos e intentan demostrarlo todo el tiempo. Sin embargo, detrás de esa careta se encuentra una persona sumamente insegura.
Cuando algún colaborador muestra estar en desacuerdo con lo que un jefe narcisista dice, quiere dar su opinión o proponer algo distinto, se querrá deshacer de él.
Las únicas personas que quiere tener en su equipo son aquellas que acatan sus órdenes y que jamás cuestionan o critican lo que dice o hace.
No permite que los demás desarrollen su propio talento y habilidades por lo que más que colaboradores conseguirá tener una especie de “clones”.
Las actitudes más comunes del jefe narcisista son las siguientes:
- No te deja ir a tu hora. Te ordena que te quedes hasta que termines o te lo indique.
- Te escribe o te llama por teléfono fuera de tu horario de trabajo.
- Te pide que lleves a cabo más trabajo del que razonablemente deberías hacer.
- Suele levantarte la voz o es demasiado severo para darte órdenes.
- Te asigna tareas que no son laborales y que denotan que te trata como a un sirviente.
5. Jefe manipulador
Este es uno de los jefes tóxicos más difíciles de identificar ya la manipulación no siempre es tan evidente y puede confundirse.
Sin embargo, existen diferentes tipos de comportamientos que pueden delatar a un jefe que manipula a sus colaboradores constantemente.
Algunas de las características que tienen en común este tipo de líderes tóxicos son las siguientes:
- Hace sentir culpables a los demás para que cedan ante su voluntad.
- Tienden a ignorar intencionalmente a sus colaboradores.
- Nunca reconoce sus errores y culpa a los demás de ellos.
- Expresan su enojo en voz alta para transmitir miedo a los demás.
- Habla sarcásticamente a sus trabajadores delante de otros.
- Tratar «aparentemente bien» a los demás cuando le conviene.
6. Jefe mentiroso
Este tipo de jefe tóxico, bastante común en las organizaciones, tiene la tendencia a decir cosas que jamás va a cumplir y que definitivamente no está llevando a cabo en la empresa.
Algunas de las mentiras más comunes de este tipo de líderes dentro de las organizaciones son las siguientes:
- “Los empleados son lo más importante para nosotros”.
- “Somos una gran familia”.
- “Nos importa tu bienestar y tu desarrollo personal”.
- “Les brindamos formación constante a todos nuestros empleados”.
- “La opinión de todos es muy importante para nosotros”.
- “Al final del mes les premiaré por su desempeño y productividad”.
- “No tenemos presupuesto”.
Estas, entre muchas otras mentiras de este tipo de líderes producen una gran insatisfacción y falta de confianza en cada uno de sus trabajadores.
¿Realmente toman en cuenta la opinión de todos?, si les importa el bienestar de los trabajadores, ¿por qué hacen tanto recorte de personal?
¿Desde cuándo les están prometiendo un premio por su productividad que nunca llega ya que “nunca” es suficiente?
7. Jefe irritable
Aquellos jefes que tienen una muy baja tolerancia a la frustración, por supuesto, una aptitud especialmente necesaria para el tipo de puesto que desempeñan.
Son jefes que pueden llegar a generar mucha angustia y temor entre sus subalternos, ya que suelen tener impredecibles, injustificables e intensos arranques de ira.
Estos líderes tóxicos carecen de estabilidad emocional y cuando algo se sale de control, utilizan a sus trabajadores como válvula de escape para liberar su frustración.
Suelen exaltarse fácilmente y gritarles a sus colaboradores cuando algo no anda bien e incluso cuando el enojo es consigo mismo por algún problema personal.
Es volátil y sumamente impaciente con los demás. No le importa alzarle la voz a la gente a su cargo, sin importar quien esté por delante ya que le es difícil controlarse.
Produce nerviosismo y malestar a los trabajadores que están a su cargo cuando se encuentran cerca de él.
Explota ante la más mínima provocación y tiende a dejar de escuchar a los demás cuando están debatiendo ya que no les deja hablar tranquilamente.
8. Jefe perfeccionista
Es sumamente exigente con los demás, incluso consigo mismo. Se trata de una persona demasiado crítica y obsesiva con los detalles más mínimos.
Se preocupa en exceso por el orden, la calidad del trabajo que se realiza, pretende que todo lo estipulado en la empresa se cumpla al pie de la letra, etc.
Este tipo de jefe tóxico es una persona de ideas rígidas por lo que es sumamente inflexible a la hora de atreverse a innovar y hacer cosas distintas.
A pesar de que no suele agredir a los demás de manera directa, sus comentarios y acciones hacen sentir constantemente a sus trabajadores como inadecuados.
Por ejemplo, cuando pide a uno de sus empleados que lleve a cabo una tarea, le repite muchas veces todo lo que tiene que hacer para que “no se equivoque”.
También suele corregir sutilmente una y otra vez a los demás enseñándoles a hacer las cosas como las hace él ya que siente que esa es la única y mejor forma de hacerlas.
Generalmente no les permite a los demás tomar sus propias decisiones ya que para él puede ser muy arriesgado dejar que alguien tome las riendas por un momento de sus obligaciones.
Suele tener colaboradores que tiendan a obedecer y le incomodan aquellos que de alguna manera se “revelan” ante sus ideas y su forma tan estricta de trabajar.
9. Jefe provocador
Este tipo de jefe tóxico suele lanzar comentarios al aire o directamente. Le gusta confrontar y provocar constantemente a los demás con el fin de generar discusiones.
Suele tener conflictos frecuentes, no solo con las personas que tiene a su cargo, sino con todos o casi todos los demás compañeros que trabajan en la organización.
Sus comentarios tienen la finalidad de hacer ver alguna falta en el otro, hacerle sentir culpa o denigrar su desempeño e incluso su vida personal, sus relaciones, etc.
Literalmente, se le puede llegar a percibir como el “villano de la historia”, es como si buscara cualquier oportunidad y/o argumento para hacerle la guerra a los demás.
10. Jefe pesimista
Este tipo de líder hace todo lo contrario a lo que se supone que debe de hacer que es motivar e inspirar a los empleados a desarrollarse profesionalmente.
Se trata de una persona sumamente derrotista, negativa y sumamente pesimista ante las dificultades y ante cualquier situación que se le presente.
Cuando se encuentran cerca de él las personas que están a su cargo, tienden a sentirse más cansadas, desmotivadas y eso influye directamente en su rendimiento laboral y personal.
Es como si les contagiara una gran sensación de desaliento y abatimiento que les quita las ganas de superarse y de dar lo mejor de sí.
Es el tipo de jefe que cuando se le pregunta cómo se encuentra siempre se siente mal y/o cuando se le pide una opinión siempre lo hace desde el lado más negativo.
Sin duda, este tipo de líder tóxico, a pesar de que no se mete directamente con sus trabajadores, provoca mucho desaliento y apatía en su equipo de trabajo.
Lo cual, por supuesto, influye en el bienestar emocional de cada uno y por supuesto negativamente en la productividad de la empresa.
¿Cómo ponerle límites a un jefe tóxico?
Cuando estableces límites con tu jefe, estás siendo claro acerca de cuáles son tus capacidades y condiciones a la hora de aceptar ciertas encomiendas al realizar tu trabajo.
Establecer límites es uno de los aspectos más importantes de la vida social, y por supuesto, el trabajo no es la excepción. Ante un jefe tóxico puedes hacer lo siguiente:
1. Prioriza tus valores
Antes de establecer una estrategia para afrontar a un jefe tóxico, tener claros nuestros valores, es la primera medida que debemos tomar para poder establecer límites.
Para identificar que es más importante para ti, puedes comenzar por preguntarte acerca de lo que necesitas para proteger tu estabilidad y bienestar en tu trabajo.
Para ello obsérvate a ti mismo en distintas situaciones e identificar aquellas en las que te sientes abrumado o incómodo y sientes que están violando tus valores personales.
Por ejemplo, si tu prioridad es tu familia y tu jefe te asigna un proyecto que implica trabajar el doble de horas, sabrás que es algo que debe cambiar o no puedes aceptar.
2. Comunícate claramente
Después de haber identificado tus valores y prioridades, aplica técnicas de comunicación asertiva con tu jefe, la mejor manera es hablar claro, directo y ser muy breve.
Un ejemplo de ello podría ser decirle a tu jefe que, después de las 8 de la noche no estás disponible para responder llamadas o correos electrónicos de la empresa.
3. Comienza a negociar
Cuando tu jefe se acerque a ti y te pide llevar a cabo un nuevo proyecto, cambiarte el horario o incluso el puesto de trabajo, no aceptes inmediatamente.
En caso de que no lo tengas claro o de que reconozcas directamente que su nueva propuesta no te conviene, es buen momento para negociar con él.
Para ello puedes proponerle hablarlo tranquilamente con él y/o con todo el equipo de trabajo y organizar una reunión para exponer tu opinión y tu actual carga de trabajo.
Puedes explicar cuánto tiempo te toma llevar a cabo varios proyectos a la vez, estableciendo límites según tus valores y proponiendo una solución en la que todos ganen.
4. No te encierres en ti mismo
Es muy importante, que encuentres la manera de reforzar tu propuesta, sobre en todo en base al bienestar de todos y de la empresa y no únicamente de ti mismo.
Por ejemplo, en lugar de decirle a tu jefe: “no lo voy a hacer porque ya estoy ocupado”, puedes planteárselo sobre cómo se verán afectados otros empleados o la empresa.
¿Qué más hacer si tengo un jefe tóxico?
Toma distancia
En ocasiones es difícil e incluso imposible mantener una distancia física con el jefe tóxico ya que tiene que estar ahí en todo momento.
Sin embargo, siempre es recomendable mantener una distancia emocional y segura para no ser arrastrados por su comportamiento.
Para mantener una distancia emocional es necesario asegurarnos de que nuestra relación con este tipo de jefes tóxicos sea estrictamente profesional.
Es decir, tenemos que ser honestos, educados y claros con él, aunque pueda parecer frustrante al principio.
Esto también implica por nuestra parte no permitir que sus comportamientos y acciones negativas impacten negativamente en nosotros mientras se está o no trabajando.
Hay que recordar que ser honestos y educados con él no significa permitirle todo y que atropelle nuestros límites personales sino todo lo contrario.
No te castigues con autorreproches
Una de las peores cosas que puedes hacer es tomar como ciertos todos los comentarios negativos de un jefe tóxico y auto reprocharte.
Cuando nos criticamos y reprochamos a nosotros mismos constantemente, nuestro bienestar emocional y autoestima decaen drásticamente.
Es indispensable ser conscientes de nuestros pensamientos recurrentes, de cómo nos hablamos a nosotros mismos y si lo que nos decimos es constructivo o todo lo contrario.
Así que cada vez que te descubras a ti mismo(a) criticándote, acostúmbrate a modificar ese pensamiento por otro más positivo y que sea para beneficiarte de él y no destruirte.
No busques su aprobación
Ten en cuenta que por más que te esfuerces y trates de demostrarle a tu jefe tóxico lo bien que estás haciendo las cosas, nunca va a ser suficiente para él.
Así que evita concentrar toda tu energía en buscar maneras de agradarle a tu jefe y hacer que te reconozca y enfócate en hacer las cosas lo mejor que tú puedas.
Recuerda que si te mantienes en la mentalidad de hacer cosas para que él las apruebe y te reconozca, estarás perdiendo tiempo, energía y te desgastarás emocionalmente.
Otro aspecto importante que tienes que tomar en cuenta es que mientras más intentas buscar su aprobación y hacer todo lo que él te pide, solo lograrás que su demanda hacia ti sea mayor.
Por lo que te sentirás más cansado, abrumado y cada vez con más exigencias y responsabilidades.
Haz equipo
Intenta no quedarte solo y si es posible formar con tus compañeros un equipo de trabajo sólido y confiable.
No siempre va a ser posible que así sea, pero si tienes esa oportunidad vale la pena contar con ese grupo de compañeros con el que puedes respaldarte.
No se trata de hacer un lazo de amistad entre todos, se trata de crear un buen ambiente laboral para que el impacto que pueda tener en ustedes el jefe tóxico sea menor.
Es más difícil que un jefe tóxico, independientemente del tipo que sea, afecte al bienestar de sus empleados cuando estos están unidos y tienen una buena relación entre ellos.
Por ejemplo, en casos en los que todos sienten que pueden mejorar algún aspecto del trabajo o defender sus derechos, será más fácil que se reúnan todos con el jefe y hacer su petición.
Tomar en cuenta que previo a reunirse con el jefe, se tienen que poner de acuerdo entre todos los del equipo para saber con claridad lo que van a pedir y como pueden negociar con él.
No renuncies a tus valores
Muchas personas son capaces de aguantar la humillación y dejar a un lado sus valores personales con tal de conservar un puesto de trabajo.
Dejar que otra persona atropelle nuestros valores y pase por encima de nosotros a corto y largo plazo tiene más consecuencias a nuestro bienestar emocional que conservar el trabajo.
¿Vale realmente la pena soportar este tipo de abusos de autoridad a cambio de ser maltratado emocionalmente para conservar ese trabajo?, ¿piensas vivir así siempre?
Está claro que el jefe tóxico que humilla y maltrata a sus empleados nunca va a cambiar, por lo que el único cambio que está en nuestras manos es el nuestro.
Cuando se le permite a una persona que nos humille, esta volverá a hacerlo una y otra vez, por eso es importante ponerle un alto desde el primer momento.
No es necesario usar la violencia para ponerle un alto a un jefe tóxico, basta con hablarle claro y con seguridad hacerle saber que no vamos a permitir ese tipo de trato.
Cuando le haces ver que rechazas ese tipo de comportamientos y que no estás dispuesto a tolerarlo, tendrá claro que si vuelve a hacerlo seguramente renuncies en la siguiente ocasión.
Considera cambiar de trabajo
Si la situación que estás atravesando está acabando con tu estabilidad emocional y no hay nada que puedas hacer que esté en tus manos para sentirte mejor, considera cambiar de trabajo.
Hay ocasiones en las que por más que lo intentemos, lo único que logramos es desgastarnos más y empeorar nuestra calidad de vida ya que pasamos muchas horas de esta en el trabajo.
Piensa que parte de tener una vida con sentido es sentirnos plenos y disfrutar de lo que hacemos.
Si ha llegado un punto en el que estás sufriendo en un empleo y solo estás ahí porque “no te queda de otra”, es momento de poner manos a la obra y buscar otras alternativas.
Es irónico, pero puede resultar difícil para muchas personas salirse de un trabajo en donde sufren más que disfrutarlo.
Pero es tanto el desgaste y malestar emocional que no se tiene ni energía para comenzar a buscar otras opciones.
Por eso es importante dirigir toda esa energía que desgastamos en el trabajo y aprovecharla para convertirla en motivación para buscar una vida mejor.
Es decir, piensa en todo lo positivo que cambiar de trabajo puede traer a tu vida e intenta poco a poco encontrar pequeños momentos en donde puedas iniciar esa nueva búsqueda.
Seguramente tendrás que hacer un sobre esfuerzo al principio, pero al final te darás cuenta que cada pequeño esfuerzo ha valido la pena.
¿Podemos aprender de un jefe tóxico?
Aunque sea difícil encontrar algo positivo en este tipo de jefes, siempre habrá algo que aprender del estrés y la frustración que nos genera el interactuar con ellos.
En otras palabras, también podemos cambiar nuestro “chip mental” y descubrir herramientas que podremos utilizar y que son valiosas para nuestro crecimiento personal.
Ejercicio
Cierra los ojos y trata de visualizar la situación desde fuera. Toma consciencia del tiempo que llevas conviviendo con tu jefe y el momento en que empezó a afectarte.
Rememora aquellas situaciones en las que te has sentido incómodo o agredido por tu jefe, y observa detenidamente su comportamiento y las palabras que te dice.
Ahora, observa tu propio comportamiento en esos momentos y, de lo que tu jefe tóxico dice o hace, intenta identificar que es aquello que te provoca más conflicto.
¿Qué sientes en esos momentos? rabia, culpa, tristeza, incomprensión, humillación, rechazo, etc., finalmente, respóndete a ti mismo la siguiente pregunta:
¿Qué puedes cambiar para que no te afecte la conducta de tu jefe? Deja en claro todas las acciones que están en tus manos que te puedan llevar a sentirte mejor.
Eso que te está afectando del comportamiento de tu jefe, ¿tendrá que ver con alguna herida del pasado?, ¿en qué otras áreas de estás viviendo algo similar?
¿Qué has aprendido en este tiempo de tu jefe tóxico? Tal vez notes que debes establecer límites con otros, fortalecer tu autoestima o que deberías trabajar otros aspectos, etc.
Recuerda que, por muy malas que sean las circunstancias, siempre habrá un aprendizaje que podremos aprovechar para potenciar nuestro propio desarrollo personal.
Esperamos que hayas encontrado en este artículo la información y orientación que estabas buscando, y que puedas implementar alguno de estos consejos en tu vida.