¿Y si jugamos a…? Las ventajas del juego en el desarrollo de las personas
«Dejar jugar libremente y permitir que se encuentren con el riesgo en sus juegos (adecuado a sus edades), de esta manera conseguiremos una parte fundamental en la que se basa el juego que es la realización de un deseo.»
–Francesco Tonucci
Por todos es bien sabido que lo que más anhela un niño es tener tiempo para jugar, pareciera que busca cualquier momento para hacerlo y que en eso invierte casi toda la energía de su día.
El juego, además de servirle al niño para distraerse y relajarse, tiene repercusiones en su vida psicológica, en sus relaciones sociales e incluso llega hasta su desempeño laboral.
Para Freud, el niño juega para poder repetir, desde una posición que puede controlar, las situaciones que le han marcado, tanto placenteras como dolorosas, permitiéndole de esta manera poder elaborarlas a través de la recreación de dichas escenas.
Para Arminda Aberastury, el juguete es esencial para que el niño logre avanzar en el desarrollo del juego, ya que posee las características del objeto real, pero por su tamaño y accesibilidad, le permite al niño, manipularlo según sus necesidades y al ser dado por el adulto, lo que haga con él es permitido ya que le pertenece, como el juguete es reemplazable, el niño, repite a voluntad las situaciones que en el mundo real no puede reproducir.
Para Aberastury “Al jugar el niño desplaza al exterior sus miedos, angustias y problemas internos, dominándolos mediante la acción. Repite en el juego todas las situaciones excesivas para su yo débil… hace activo lo que sufrió pasivamente”.
Que el niño pueda descargar sus afectos y conflictos en un objeto que él domina, le permite trabajarlos y entenderlos psíquicamente, sin que la relación con las personas importantes para él peligre; el juguete pasará de bueno a malo con gran rapidez, así como la idea que el niño tenga de la persona a quien representa, pero con la evolución del juego, el niño podrá integrar estas dos caras del juguete-persona hasta que las características se acerquen a la realidad.
Para explicar el papel del juego en la evolución social del niño, retomaremos la línea del desarrollo que Anna Freud nombró Del egocentrismo al compañerismo, la cual sigue la siguiente secuencia:
- El niño parte de una perspectiva egoísta y narcisista, en la cual los otros niños no figuran o sólo perturban su relación con los padres.
- El niño comienza a considerar a los otros niños como juguetes, que pueden ser manipulados, buscados o descartados según su estado de humor.
- Los otros niños son considerados colaboradores para realizar una actividad determinada, pero una vez alcanzado el objetivo, se disuelve la sociedad establecida.
Según la misma autora, la capacidad de juego se vuelve capacidad laboral, cuando la persona logra:
- El control, inhibición o modificación de los impulsos, lo cual le permite utilizar el material de manera creativa, productiva y compartida, en lugar de una manera destructiva, agresiva o egoísta.
- Postergar el placer inmediato para dar paso a la realización de los planes preconcebidos, en donde el logro de los objetivos es el placer que se busca.
- Se pasa del principio de placer al principio de realidad, es decir, dejar de desear que sus necesidades le sean satisfechas en ese momento y evitar a toda costa la frustración para realizar las acciones y apegarse a las normas que el entorno establece.
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