¡…Pero cómo que los sermones ya no sirven!
“Ya me canse de las actitudes de mi hijo de nueve años, por más que le hago ver que hace cosas mal, no cambia y hasta parece que las hace a propósito para sacarme de mis casillas.
Ya le di un par de nalgadas y parece que va mejor”.
Josefina 46 años. Estilista y Ama de casa.
Hay miles y miles de libros que muestran lo que es educar con límites, educar con límites y amor, educar basado en la asertividad; sin embargo pocos libros nos llevan a analizar detenidamente nuestro rol de padres desde la perspectiva de nuestra historia personal.
Analizar nuestra historia personal, no quiere decir que hasta que lo hagamos vamos a poder ser buenos padres, no!. Lo que significa es que hay que mirar cómo nos educaron a nosotros y cómo esa forma de educarnos, queramos o no influencía el cómo educamos a nuestros hijos. El sermón y los golpes, fue algo muy usado en las generaciones pasadas para educar a los hijos y que funcionaba pues utilizaba el sentimiento de culpa para hacer reaccionar a los hijos.
Los hijos no necesitan sermones, entiéndase como sermón todo aquello que les decimos a nuestros hijos y que nos lleva a compararles con el: “Debe ser” o a mostrarles que cuando nosotros fuimos chicos éramos más obedientes, ordenados etc.. etc… Un sermón lo único que lleva en el trasfondo es la idea de que nuestro hijo “Está mal, o hizo algo mal” y que nosotros como jueces de nuestros hijos se lo expresamos” y a quien le gusta oír que hizo mal, o está mal. Un sermón lo único que hace es provocar distanciamiento entre su hijo y usted.
Cuando quiera manifestarle a su hijo que no está de acuerdo con algo que el chico hizo o dijo, puede usted usar las siguientes recomendaciones:
- Evite colocarse en el papel de juez, eso sólo lo pone a usted como un ser superior y los separa a ambos.
- Si va a manifestar algo que a usted le molestó, enuncie la conducta del chico, sin juicios de valor y después diga: “ Eso que hiciste o dijiste No me gustó, me incomodó, me molestó”.
- Recuerde que su hijo a partir de los siete años e incluso antes tiene muy claras las normas morales. Si las transgredió alguna razón tuvo: investíguela, no sólo la enjuicie.
- Pregunte a su hijo lo que él mismo piensa de la situación y de su forma de actuar.
- Evite romper la relación o dañar el vínculo dando juicios como “Tu siempre de egoísta”. “¿Cuántas veces te lo he dicho?”, “¿Pero cuándo vas a entender?”, “Eso que hiciste estuvo muy mal, muy mal”.
- Evite desahogar su frustración con palabras o con golpes.
- Busque entender el motivo por el cual el chico actuó como lo hizo. Haga al chico las preguntas necesarias para entenderlo, pero cuide su lenguaje No verbal. Porque al preguntarle enojado transmite usted un mensaje alto de desaprobación. Y ello sólo hará que el chico se cierre más.
- Busque la manera de estar calmado cuando haga las preguntas.
- Piense que su hijo, no es su hijo, sino el hijo de otro y eso le da a usted distancia emocional para no gritar, ni agredir al chico.
- Tampoco se vaya al otro extremo haciéndose cómplice de una acción no adecuada de su hijo. Una vez que entendió el motivo por el cual su hijo actuó como lo hizo, lleve al chico a que él mismo evalúe su forma de actuar. Y qué hubiera podido hacer mejor.
- Ayuda mucho comenzar la plática con el chico estando ambos calmados y diciendo “¿A ver dime que pasó?” “¿Cómo te sientes?” “¿Qué pensaste cuando X hizo o dijo X?”
Una excelente forma de educar es: Con el ejemplo. Si yo quiero que mi hijo sea puntual y ordenado, empiezo yo mismo por serlo. Si quiero que mi hijo sea creativo y tenga iniciativa, busco serlo yo. Un hijo, no necesita palabras, necesita acciones.
Normalmente nuestro hijo se va a parecer mucho a nosotros, ya que como un mecanismo de supervivencia los humanos nos asemejamos a aquellas personas que nos proveen de lo que necesitamos para subsistir. Así pues su hijo o hija seguramente se parece a usted o a su cónyuge. Y en ocasiones lo que menos nos gusta de nosotros o de nuestra pareja lo encarna nuestro hijo. ¡Que duro es esto!, pero así es. Si usted descubre que su hijo o hija en especial le exasperan busque el motivo, su hijo se parece a alguien, ¿se parece a usted?, o ¿encarna los aspectos más negativos de su pareja?, o ¿de la madre o padre de usted?. Siendo sincero con usted mismo puede obtener mucha información valiosa para mejorar el trato que le da al chico.
Es importante no usar palabras como “Castigo” cuando vamos a sancionar al chico, lo mejor es decir que una consecuencia natural de sus actos es tal o cual cosa. En artículos posteriores vamos a tratar temas acerca de cómo elaborar una tabla de consecuencias, la cual debe ser hecha por ambos, usted y su hijo, también claro con la participación de su cónyuge.
Lectura Recomendada
Platique con alguien de mucha confianza acerca de cómo le educaron a usted de pequeño y vea que semejanzas hay en cómo usted ahora educa a sus propios hijos. Estas reflexiones son Oro Molido y le darán mucha luz para desenredar nudos innecesarios en la relación con su hijo. Recuerde que siempre habrá algún profesional de la conducta que puede apoyarle.