Amiel: Un estudio sobre la timidez (Resumen)
En el resumen de Amiel: un estudio sobre la timidez, abordamos sus elementos más importantes: narrativa, conceptos datos relevantes del autor.
Sinopsis
Amiel es un tratado de la personalidad y la historia de un célebre profesor ginebrino: Henri-Frédéric Amiel, acongojado por su timidez y sentimentalismo.
A quien Gregorio Marañón, toma como el ejemplo excelso, sirviéndose de su valor arquetípico, para hacer un estudio sobre la timidez.
Marañón clasifica a Amiel, dentro de una categoría especial de introversión que denomina tímido super diferenciado o tímido superior.
En la cual, el amor es como un jardín abierto y propicio, al que el crepúsculo del instinto y un sentimiento de excesiva delicadeza impide entrar y poseer.
Gregorio Marañón nació en Madrid en 1887 y murió en 1960. Dentro de sus múltiples actividades destacó como escritor de pensamientos profundos y estilo depurado.
Resumen de Amiel
Amiel buscaba un ideal que nunca encontró, era un hombre como todos los demás, un simple pedagogo de Suiza, país de pedagogos, y pasó su vida sin pena ni gloria.
Sus conocidos y vecinos le tuvieron por un hombre común. Publicó versos y artículos alabados por los suyos e inadvertidos por el público en general.
Tuvo varios amores de un platonismo ridículo, de formas tímidas y exacerbadamente sentimentales, los de un solterón de casa de huéspedes.
Al fin, murió como cualquiera, del modo menos teatral, tras una larga temporada de toces y ahogos, rodeado de pócimas y asistido por mujeres caritativas y burguesas.
Pero he ahí que este hombre, había escrito desde su juventud, día por día, un diario que alcanzaba al morir más de 16000 páginas.
En las que no tuvo ocasión de anotar nada brillante ni extraordinario. Si no los mismos sucesos menudos que llenan la vida de cualquiera de nosotros.
Y en esta vulgaridad, casi insignificante, estriba su infinito interés y su valor incomparable. Amiel dijo una vez, la mayor verdad de su diario:
“Lo que más me interesa, al examinarme, a pesar de mis miserias, es que creo ser un ejemplar auténtico de la naturaleza humana y, por lo tanto, un espécimen de valor general”.
Amiel nació en Ginebra el 27 de septiembre de 1821. Su padre trabajaba como tendero y su madre una mujer dulce y cándida dedicada al hogar.
A los 13 años sus padres murieron. Amiel terminó con suerte y brillantez sus estudios del Liceo para viajar por Italia, Francia, Bélgica y Alemania.
En 1849 obtuvo la catedra de estética y literatura en la Academia de Ginebra, esto influye en toda su vida posterior que se desarrolla en un medio burgués.
Vivió concentrado en su diario, en el que consumió toda su vida. Se casó en Ginebra, matrimonio desventurado, pero sin el cual no hubiera escrito tanto.
Su vida académica duró hasta su muerte en 1881 y fue una de las preocupaciones fundamentales de su existencia, así como la de la edad.
Escribió su diario con la esperanza de que se publicará comenzando la redacción a los 26 años y terminando poco antes de cumplir los 60.
Lo legó para su publicación Fanny Mercier uno de sus amores platónicos, la cual, con energía casi heroica, cumplió la voluntad del maestro.
Pero el espíritu puritano de la época, la obligó a elegir los trozos que no hablaban de sus vivencias íntimas. Esta edición dio rápidamente la vuelta al mundo.
Después, en 1886, otra discípula Berta Vadier publica su biografía. Al revelarse las partes censuradas por el puritanismo, la admiración hacia Amiel empezó a enfriarse.
Gregorio Marañón analiza los fragmentos inéditos del diario y no le queda la menor duda de que toda la vida de Amiel es una completa tragedia.
Y dice que, podemos afirmar que la tragedia íntima de Amiel, de la que surgió la obra, es una desarmonía entre su instinto sexual y la realización de ese instinto.
Amiel fue un hombre frustrado por el cáncer de la timidez. Toda su vida podría definirse como un viaje doloroso, inacabable y sin objeto en torno de su sexo.
Sin embargo, los genios se conducen tímidos por la misma calidad de su instinto varonil, donde el sexo es una única mujer que buscan y no logran hallar.
En el polo opuesto de este instinto romántico y melancólico estaría el de Don Juan, para el cual, la mujer es una simple excusa para satisfacer sus deseos.
Marañón tras analizar la biografía, se apoya en la hipótesis de que un estado semejante al complejo de Edipo anegase en la conciencia del Amiel niño.
Y hace un paralelo de Amiel y Leonardo Da Vinci, los dos tímidos por la super diferenciación de su instinto, por el mecanismo de una poderosa influencia materna.
Vinci encontró en La Gioconda el ideal de su madre y esa sonrisa maternal ilumina todos sus rostros femeninos sobre todo el de Santa Ana la madre por excelencia.
En el cuadro de Leda está representada la actitud del varón rendido ante la mujer ideal y apartado de ella por la repulsión a la anatomía del amor.
Cuando al os 40 años Amiel tiene su primera y única experiencia de amor físico, refleja su desilusión mediante la siguiente expresión:
“La maternidad es buena pero no el marido, lo mejor sería que pudiese concebirse sin el concurso del varón”.
Amiel no sólo no evitaba la compañía de las mujeres, si no que paso su vida obsesionado por su compañía. Decía que eran ellas su elemento natural.
Así vivió rodeado de amigas, compañeras y conocidas de diversos grados, hasta que finalmente la muerte lo alcanzara en casa de una de ellas.
Amiel las amaba, pero en el momento decisivo, las ponía en la balanza junto al ensueño, la buena salud, y demás cualidades del más terrible prosaísmo.
Amiel confiesa que su naturaleza ejerció un magnetismo especial sobre las mujeres más fuertes y voluntariosas a las que dominaba sin proponérselo.
Dotado una personalidad misteriosa y cautivadora, ellas se entregaban a él por un instinto irresistible. Se convertía en su confesor o en su maestro.
De las mujeres más importantes fueron: Philina, su única y fugaz amante, Fanny Mercier a la que llamaba “su viuda” y a la cual legó su “Journal In Time”.
Otra amiga ejemplar fue Celestina Vitalina Benoit, bautizada por él como Berta Vadier, a la que da la categoría de “su ahijada”, amistad que duró diez años.
Ella se convertiría en su simpática secretaria, inteligente y celosa. Habitando con ella y su madre los dos últimos años donde murió como en un santuario.
Marañón analiza una a una las relaciones de Amiel con la gente que lo rodeó, su narcisismo, su ternura hacia los niños, propio de hombres como él.
Su preocupación del tiempo, la hostilidad de los hombres hacia él, la personalidad seca e imperativa de su padre, y el puritanismo de su ciudad y época.
Respecto a su morfología, dice que Amiel poseía todos los rasgos de una virilidad perfecta, como las que pueden apreciase en las pinturas.
A los 31, 41 y 57 años, su aire era siempre amable y mundano, su paso gracioso y vivo. No inspirar nunca lástima fue su gran preocupación.
En un epilogo final, se explica el propósito de dejar asentado que Amiel como tantos otros tímidos perteneció a una categoría de hombres superiores.
Referencia: Severo Mirón. (1985). Resumen de Amiel: Un Estudio Sobre la Timidez. Platícame un Libro. Versión Sintética, Tomo 2, Numero 28.
Ficha Bibliográfica
Autor: Gregorio Marañón y Posadillo.
Título: Amiel. Un estudio sobre la timidez.
Publicado: 1932.
Ciudad: Santiago de Chile.
Editorial: Ediciones Prometeo.
Edición: 1933, Páginas: 154.
Idioma: Español.
Puedes descargar “Amiel: Un Estudio Sobre la Timidez” en versión digital (PDF), desde el siguiente enlace: