Sobreviviendo a la guerra laboral
«Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.»
– Aldous Huxley
Tienes algún tiempo trabajando en la organización y dominas perfectamente tu puesto, conoces el movimiento de tu área, entiendes las implicaciones de tu trabajo y los alcances que éste tiene. Con sus altas y bajas te sentías a gusto en tu trabajo, pero hace un par de meses llegó un nuevo gerente a quién le reportas directamente.
Esta persona viene con muchas ideas nuevas, con muchas ganas y “toda la actitud positiva”, pero tiene una forma de trabajar a la que no logras acoplarte pues no trabaja en equipo y no logran comunicarse asertivamente, además de que no termina de entender las implicaciones de sus decisiones por lo que a ti y a tu equipo los hace quedar mal ante otras áreas además de trabajar doble sobre cosas que podrían salir bien a la primera.
Una conversación de cualquier día con él es así…
TÚ – (Eran buenos hasta que llegaste. Y querrás decir las juntas, fueron 8 juntas para que definieras que quieres… Para finalmente encontrar la opción más complicada que me tiene sin dormir dos días) Si, claro, ya está listo. Te lo envié por correo hoy en la mañana.
JEFE – No es cierto no recibí nada. Envíamelo por favor, necesito revisarlo ya.
TÚ – (Ahora si te urge. ¿Cómo no lo vas a recibir?, ¡Búscalo! Pero si quieres también te enseño a usar el Outlook) Claro, te lo estoy enviando de nuevo.
JEFE – Ah si! Ya lo tenía y creo que ya lo había visto.
TÚ – (¿Crees? ¿No sabes si lo leíste o no? De verdad que tiraste el dinero yendo a la escuela.) Ah bueno y ¿necesitas algo más?
JEFE – Si, es que como que no me convence la información presentada así. Que te parece si organizas una junta con las áreas involucradas para redefinir esto porque así creo que no me va a servir.
TÚ – (Que te parece si mejor descubres que haces aquí y después haces tu junta con quien tú quieras para que el que ponga la cara de idiota ante toda la empresa seas tú solito. Después puedes ponerte a hacer tú tu bendito reporte como tú lo entiendas, que de todas formas no te va a servir porque te dije desde hace dos meses que empezó todo esto que no era práctico.) Mira, yo creo que la información que nos dieron las otras áreas ya es suficiente para extraer el reporte que buscas. Por qué no me dices que quieres lograr con esto y así puedo buscar la manera más práctica de presentártelo.
JEFE – No te puedo decir para qué es porque es información confidencial, si te estoy diciendo que así no me sirve es por algo. Tu visión es corta porque no entiendes los proyectos completos, por eso has lo que te estoy pidiendo por favor.
TÚ – (¡¡¡Como va a ser información confidencial si la información completa la estoy procesando yo, pedazo de idiota!!! En dos meses no has definido que quieres aún con tu “amplia visión”) Ok, está bien. Entonces lo que hice no te sirve, no puedo entender que necesitas si no me hablas con claridad.
JEFE – No me gusta tu actitud eh!, no siento que me estés apoyando y no estamos logrando conectarnos en la forma de trabajar. Creo que tendremos que ir a Recursos Humanos para levantar un plan de trabajo vigilado para que mejores tu rendimiento.
TÚ – (¿¡Qué!? ¿Cómo tú no tienes idea de lo que estás haciendo quién hace mal su trabajo soy yo? ¿Qué actitud quieres que tenga si no he dormido en dos días sabiendo que estoy perdiendo el tiempo porque esto está mal planteado desde el principio?) Haz lo que consideres pertinente. Si puedo apoyarte en algo más me avisas.
3 horas después…
TÚ – (¡Alguien máteme por favor! ¿No que era confidencial tu proyecto y que mi actitud no te gusta? ¿Y cómo que me expliquen? O sea que no sabes ni de que se trata, por eso hemos perdido dos meses de nuestra vida sin llegar a ningún lado.) Oye pero yo no tengo tiempo de encargarme de eso, apenas salgo con mis tareas del diario y con los encargos de todos los proyectos pendientes. Todos los días llego temprano y me voy tarde.
JEFE – Encontrarás la forma si dejas de perder el tiempo. Organízate y verás que te rinde el día.
TÚ – (¡¿Qué karma estoy pagando?! El único tiempo que pierdo es cuando me cruzo contigo. ¡No voy a hacer tu trabajo! De por si no haces nada.) Mejor me quedo con el plan de trabajo vigilado, gracias.
Esto es todos los días, con todos los temas habidos y por haber. Poco a poco la impaciencia y el enojo se van apoderando de ti, por más que lo intentas no logras que entienda lo que quieres expresar. Por más que das razones fundamentadas, por más que intentas limitarte a cumplir tu trabajo, esta persona logra desquiciarte con el simple hecho de respirar el mismo aire que tú. Te desquicia porque no puedes hacer nada ante esto, es tu jefe, alguien decidió que lo fuera y no puedes darte el lujo de quedarte sin trabajo…
Además tú haces bien tu trabajo, no tienes por qué dejarlo por la falta de capacidad de alguien más. Pero cada día esto va siendo peor, estás enojado, molesto, desesperado, ya no tienes paciencia para nada. Y tu actitud ante tu trabajo ya no es la mejor, dejas de cuidar detalles, ya no te dan ganas de ir. Es más, empiezas a faltar, a “reportarte enfermo” y buscar trabajo ya se convirtió en tu hobbie. Te sientes muy frustrado y no encuentras salidas. Ya para los peores momentos comienzas a sufrir dolores de cabeza frecuentes o gastritis, no duermes bien, o te enfermas constantemente de gripa. La oficina se ha vuelto un infierno.
¿Te suena familiar un ambiente de trabajo así? Todo esto son factores que conforman el Síndrome de Burnout. Es el nombre que se le ha dado al conjunto de síntomas físicos y emocionales que provoca el estrés laboral en los trabajadores.
Coloquialmente podríamos traducir el término como “tronado”, en México tenemos esa expresión “estoy tronado”: Estoy cansado, harto, frustrado. Es un hecho que muchas veces pasamos más tiempo de nuestra vida metidos en una oficina que en nuestra propia casa. Todo lo que pasa dentro de este lugar afecta directamente nuestra vida y nuestro estado de ánimo. Un mal ambiente de trabajo es tan nocivo como lo es un mal ambiente familiar.
Las causas son muchas, pude ser por una parte una auto exigencia muy elevada por parte del trabajador, puede ser un mal liderazgo (como lo expuesto en el caso anterior), puede ser una mala organización de recursos en la empresa que está sobre cargando a los trabajadores, entre otras cosas. Es multifactorial, pero lo cierto es que es tan cotidiano como la gripa en invierno y tiene consecuencias medibles, tangibles y muy graves tanto para los trabajadores como para las organizaciones.
Esto es una realidad, pocas veces está en nuestro control manejar el ambiente del lugar donde laboramos, la distribución del trabajo, el jefe o el equipo con el que nos toca lidiar. Lo que si está en nuestro control es lo que hacemos con esto. El único dueño de tus emociones eres tú, no tu entorno, no tu jefe, no tus compañeros.
EL BURNOUT PUEDE MANEJARSE…
Daniel Goleman maneja un concepto llamado Inteligencia Emocional, dice que lo primero es reconocer lo que sientes y ponerle nombre, entender que lo provoca y buscar la forma de canalizar esto de forma que resuelvas asertivamente la situación.
Por ejemplo, en el caso que mencionamos al principio, el jefe es evidentemente un mal líder y tú te sientes frustrado, enojado, cansado y desesperado. Esto provoca que las pláticas se conviertan en discusiones, que no quieras ni puedas con nuevas responsabilidades provocando un mal rendimiento y un pésimo ambiente. Si manejaras inteligentemente tus emociones separarías la frustración que te provoca tu jefe, priorizarías tus tareas, delegarías aquellas que puedes soltar y aceptarías el reto del nuevo proyecto. Si bien es trabajo del jefe, es también tu oportunidad de brillar sobre él.
El burnout puede manejarse si aprendes a dominarte a ti mismo y aprendes a manejarte asertivamente en el mundo corporativo. Todos los que hayamos laborado en una oficina sabemos que es como estar en una guerra constante, todos contra todos. La gente que sobresale es aquella que aprende a sortear estas vicisitudes.
Diversos personajes exitosos: militares, políticos o empresarios han adaptado a sus entornos y metas personales diversas estrategias militares que provienen de la sabiduría milenaria china expuestas por Sun Tzu en el Arte de la Guerra. Entre todo lo que expone este personaje, hay algunas ideas que podemos aplicar a la vida de oficina, son algunos sencillos tips para sobrevivir en el campo de batalla laboral:
- EVALUA: Antes de hacer o decir cualquier cosa observa a las personas a tu alrededor, se empático con ellas.
- SÉ EFICIENTE: No te desgastes ni desgastes a tu equipo dándole muchas vueltas a las cosas, mientras más rápido y con menos recursos resuelvas mejor.
- PROVISIONA: Revisa los recursos con los que cuentas para reconocer tus ventajas y prever tus desventajas.
- RECONOCE: Da el crédito a quien lo merece.
- AGRESIÓN PASIVA: “Se ganan más moscas con miel que con vinagre”. Busca la forma de que las negociaciones se mantengas siempre “por la buena”. Cuando las cosas se vuelven activamente agresivas todos pierden.
- CONÓCETE A TI MISMO: Reconoce tus emociones, tus fortalezas y tus debilidades. Esto evitará que te expongas de forma innecesaria.
- SÉ RECEPTIVO: Escucha, pide consejo. Apóyate en tu gente de confianza.
- SÉ FIRME: Una vez que hiciste todo lo anterior, no titubees en tus decisiones.
El Burnout es una realidad en el mundo corporativo. Pero el dueño de tu mundo eres tú y de ti depende que trabajes de la manera más cómoda y feliz posible.
Si crees que el estrés en tu trabajo está sobrepasando tus capacidades y afecta otras esferas de tu vida, busca ayuda profesional, con ayuda psicológica puedes aprender a manejarlo y podrás tomar las mejores decisiones para asegurar tu bienestar.
Lecturas Recomendadas
- Manejo del estrés » Claves para reconocerlo y hacerle frente.
- Inteligencia Emocional PDF » El propósito de las emociones y sus competencias.
- Cómo dormir bien » Programa para la mejora del sueño.
- Psicología laboral » Definición, historia breve y áreas de aplicación.
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