Adicciones, la familia como factor protector
La familia es uno de los grupos y entornos más importantes para el individuo, ya que, en él por lo general, se comienzan a sentar las bases de referencia de la manera en que se comprende y se actúa en el mundo. Es donde inicia y cobra una vital importancia el proceso de socialización, entendido como el “Proceso por el que cualquier persona adquiere habilidades, roles, normas y valores sociales, así como patrones de personalidad”, William Gode (1983).
Por tanto, es lógico pensar que dependiendo de las características de la familia, el individuo será propenso al desarrollo de ciertas características y comportamientos que pudieran favorecerlo o no.
En el caso del consumo de sustancias, existen ciertas características familiares que tienden a favorecer su aparición, tomaré la clasificación usada por Forselledo y Sbárbaro (1994) usadas en su investigación sobre “Consumo de Drogas y Familia, Situación y Factores de Riesgo” para el desarrollo de los elementos que impresionan más determinantes:
FAMILIA Y ADICCIONES: FACTORES DE RIESGO
- AUSENCIA DE MODELOS DEFINIDOS DE AUTORIDAD Y AFECTO: La presencia de discursos diferentes en los padres, a la hora de establecer y hacer cumplir normas y sanciones, así como en el vínculo afectivo, podría generar en el individuo dificultad para comprender el funcionamiento de su entorno y desconfianza hacia al mismo. Lo impredecible de su medio más cercano le dificulta a la persona poder comprender como debe actuar ante las situaciones.
- PADRES EXCESIVAMENTE RÍGIDOS Y PUNITIVOS: No permiten que las normas, valores, líneas de pensamiento y decisiones se cuestionen. Se transforman en la única fuente de validación de la realidad y los poseedores de la “verdad absoluta”. Profesan una línea de pensamiento en donde “los hijos nunca tienen la razón” y “el padre siempre sabe que es lo mejor”. No negocian ni se comunican de forma efectiva para lograr la comprensión de las situaciones, sino que castigan los errores (sin necesidad de que sea física) centrándose en “el error cometido” y no en las alternativas para no repetirlo. Existe la creencia de “mientras más lo regaño o más fuerte es el mismo, quedará más claro y no se repetirá de nuevo”.
- AUSENCIA DE LA FIGURA PATERNA: Cada vez estamos en mayor presencia de núcleos familiares poco tradicionales, por lo que no se hace referencia sólo a la figura del hombre como padre, si no a la función paterna como rol que debe ejercer alguno de los miembros, es decir, la necesidad del establecimiento de límites como elemento fundamental.
- PRESENCIA DE UN PADRE ADICTO: la presencia de un padre adicto en casa genera patrones de modelaje que podrían incidir directamente en la percepción de lo adecuado o no del consumo de sustancias. “Si mi padre lo hace, debe ser bueno” podría ser la primera línea de pensamiento, sin embargo a través de la experiencia clínica se observa que resulta más determinante en este caso, la forma en que la familia maneja la situación de este padre y la manera en que este se vincula con ellos.
- CARENCIA DE MODELOS ADECUADOS DE COMPORTAMIENTO EN EL ENTORNO: La familia como principal agente socializador, genera las pautas de comportamiento y los valores a través de los cuáles se procesará el mundo que nos rodea, por tanto, la presencia de modelos con conductas poco sanas podría traer como consecuencia que la familia aprenda que es la forma natural y normal del actuar. Por ejemplo, si mi familia se reúne y comparte de forma agradable solamente en contextos donde el alcohol este presente, posiblemente termine comprendiendo que el alcohol es una vía expedita para establecer vínculos sanos.
- CONFLICTOS EN LA PAREJA PARENTAL: Los estados emocionales productos de esas dificultades pueden afectar las relaciones con los demás miembros de la familia, ya bien sea aislándolos de los demás o permitiendo que su vivencia de pareja predisponga el tono emocional con el que se manejen muchas situaciones o la forma en que se establecen las interrelaciones.
- RELACIONES FAMILIARES QUE ESTIMULAN LA DEPENDENCIA: Las relaciones que no promueven oportunidades de aprendizaje donde cada uno de sus miembros vivan las consecuencias de sus decisiones, tiende a fomentar individuos inseguros; incapaces de actuar sin la aprobación de otro o en una frenética búsqueda de ser aprobado por los demás, poniendo en manos de otros normalmente su propia estabilidad, lo que trae como consecuencia dificultades futuras para el manejo de situaciones personales o sociales.
- PADRES PERMISIVOS: Normalmente el padre permisivo es aquel que goza de mayor refuerzo positivo por parte de los hijos, sobre todo en la adolescencia, sin embargo, aunque es una posición deseada, si no se asume con responsabilidad o no se aprende a lidiar con el rechazo resultante de negar peticiones o no compartir modos de ver el mundo, no se está permitiendo que el “otro” aprenda a aceptar y a manejar de forma adecuada la frustración.
- LIMITADA PARTICIPACIÓN EN LA FORMACIÓN DE LOS HIJOS: Esto Interfiere en el proceso de aprendizaje y modelado de normas, valores y límites de la familia, ya que dichos aspectos terminan adquiriéndose y fortaleciéndose en otros entornos.
- EXPECTATIVAS MUY ALTAS O BAJAS HACIA LOS HIJOS: El manejo de las expectativas tiene un valor muy importante ya que está directamente relacionado con la estima de los hijos. De tal manera que tanto la sobre-estimación como la sub- estimación de lo que se espera de los hijos les afecta emocionalmente.
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¿Qué características fortalecen y protegen entonces a los miembros de la familia? El siguiente post contendrá la II parte del artículo y nos centraremos en las características da la familia que se deben fortalecer o propiciar para que funcionen como factores de protección tanto para prevenir adicciones como otras dificultades de sus miembros.