Reconociendo la Ansiedad… La paradoja de Schrödinger
«Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.”
–Eduardo Galeano
Lunes por la mañana, comienza la semana y vas a trabajar. Desde la noche anterior preparaste tu ropa, tus pendientes, la comida, etc. Todo está listo y sales a tiempo, desayunada, muy guapa y lista para iniciar la jornada. Tu hora de entrada es a las 9 de la mañana, son las 6:45 de la mañana y planeas estar en tu oficina alrededor de las 8:30, considerando el tráfico de la Ciudad de México (hora y media aprox. para 15 km).
Llegas a la parada del trasporte y esperas… esperas… sigues esperando, el camión que necesitas no pasa. El tiempo transcurre, son las 7 y tú no te has subido al camión. Tu cabeza empieza a viajar, a pensar en todas las posibilidades: tal vez hoy no hay camiones hacia ese lugar, o tal vez más allá de donde alcanzas a ver hubo un accidente que está deteniendo el tránsito y ahí esta atorado tu transporte, o tal vez cuanto llegaste acababan de pasar varios camiones juntos hacia el mismo lugar, por lo que tardara en pasar el siguiente, o tal vez pasó ya y no lo viste. Tu pulso empieza a acelerarse y sientes como empiezan a tensarse tus músculos.
Sigues ahí parada sin moverte y el tiempo pasa, los segundos que se convierten en minutos y tu vida se te está yendo. Comienzas a pensar que hacer: caminar por la avenida, tal vez no avances mucho y esos tacones que traes se maltraten por las horribles banquetas de la ciudad, pero es mejor que nada; o tal vez tomar un taxi, aunque esto mermaría tu presupuesto de la semana, más bien de la quincena, o seguir esperando, tal vez el camión que viene es el tuyo, o el que sigue, o el que sigue. ¿Qué haces? ¡Qué haces! Comienzas a sentir un vacío en el estómago que va expandiéndose como frío por todo tu cuerpo. Llegarás tarde, por tercera vez en el mes. Van a descontarte el día, si no es que te mandan de regreso a tu casa. Pero te levantaste muy temprano, saliste a tiempo. ¿¡A qué hora tienes que salir de casa para poder llegar a tiempo!?
El camión aun no pasa, ese vacío comienza a ser muy incómodo. Ya son las 7:10. Tus manos están sudando y tu cabeza no para, comienzas a tejer escenas en las que tu jefe te recibe con una cajita de cartón para que metas todas tus cosas y dejes la oficina, después ves en tu mente el estado de cuenta de tu tarjeta de crédito, el recibo de luz, de agua, la renta, tu refrigerador vacío, escuchas en tu mente claramente la grabación “Estimado usuario, este número está suspendido, para mayor información favor de marcar….” Esa que se escucha cuando no has pagado tu celular. El vacío comienza a doler. Ya tu ritmo de respiración se ha acelerado a tal grado que pareciera que estás corriendo un maratón. Y tu cabeza sigue, empiezas a pensar por que estudiaste psicología y no administración como te dijo tu papá, si lo hubieras hecho ya te hubieras comprado tu auto y no estarías ahí.
Estás pensando que si no te hubieras detenido a tender la cama tal vez hubieras alcanzado el camión que, aseguras, pasó antes de que llegaras. Ya son las 7:15. ¡No vas a llegar! Tu vida terminó, todos tus sueños, tus ilusiones se fueron con el camión, que aseguras, pasó antes de que llegaras. Ya no puedes respirar… te va a dar un infarto… Pero te regresa el alma al cuerpo cuando ves a lo lejos tu camión y corres detrás de él. Te subes. Respiras profundo y un poco de paz empieza a regresar a ti.
Llegas 9:05 a la oficina, tu compañero no ha llegado aún. Prendes tu computadora y lo primero que ves es un correo de tu jefe avisándote que no se presentará hoy, pues su hijo tiene competencia de natación y te desea un lindo día. Te das cuenta que eres una exagerada, pero sabes que todo lo que sentiste hace unos minutos fue real…
¿Reconoces la sensación descrita en el fragmento anterior? ¿Has sentido ese miedo infundado por acontecimientos fuera de tu control? ¿Tiendes a pensar en consecuencias catastróficas constantemente? ¿Por qué pasa esto?
Existe un experimento ficticio en el que se tiene una caja, un gato, una partícula tóxica mortal y por último infinitas posibilidades. Se llama Paradoja de Schrödinger y consiste en equipar la caja con un dispositivo que libere aleatoriamente la toxina mortal y meter al gato en la caja. No se sabe cuándo se va a liberar la toxina y puedes sacar al gato en el momento en que quieras. Pero mientras la caja está cerrada no sabes si el gato está vivo o muerto. Así que al no saber, el gato está vivo y muerto a la vez. (Esto, como dije en un principio, es teórico. Ningún gato fue lastimado en la realización de este experimento).
Esta paradoja fue realizada para ejemplificar una teoría de la mecánica cuántica, que, entre otras cosas, nos lleva a abandonar el pensamiento lineal en nuestra mente para abrir paso a un pensamiento en espiral que nos ofrece infinitas posibilidades.
Hoy en día este se ha vuelto nuestro modelo de pensamiento. Un espiral infinito fuera de nuestro control. Ese espiral es el que provoca la sensación descrita al principio; una sensación que si reconociste ya sabes que por lo menos somos dos los que la conocemos. Pero la realidad es que es muy común, me atrevería a pensar que todas las personas en el mundo lo han enfrentado por lo menos una vez.
El DSM V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th Edition: DSM-5) lo define como Ansiedad, una condición cotidiana y común que se caracteriza por la preocupación o aprensión excesiva anticipada durante un lapso prolongado y constante. Describe diversos síntomas extremos para considerarlo patológico y se llama Trastorno de Ansiedad Generalizada, que presenta esa sensación todo el tiempo afectando todos los ámbitos de la vida de quien lo padece. Otra forma de sufrirlo es en episodios específicos como al hablar en público (si, el pánico escénico), antes de presentar un examen, cuando se abordará un avión o también después de algún evento traumático (estrés post traumático); en determinadas situaciones la ansiedad resulta paralizante para la persona y le impide llevar su vida cotidiana. En todos estos casos se considera una situación patológica que requiere tratamiento.
Pero la simple sensación como la sufriste esperando ese camión o pensando si el gato ya se murió es común y la sufrimos todos en mayor o menor medida, no estás enfermo ni loco.
Cuando te enfrentes a esta sensación puedes seguir estos pasos:
- RESPIRA: concentra tu atención en ti, no tienes el control de nada más que de ti mismo. Haz conciente tu respiración y poco a poco ve bajando el ritmo.
- REGRESA A LA REALIDAD: Ya que vuelves a ser dueño de ti, toca la realidad. Toda esa telenovela en tu cabeza no es necesariamente real. Vuelve a ver tu situación y ve tus alternativas reales, busca soluciones, no más problemas.
- ENFRENTA: Ya con los pies en la tierra, puedes decidir lo que harás. Es hora de abrir la caja y ver si el gato está vivo o muerto.
Si consideras que la ansiedad sale de tus manos, busca ayuda; hay una forma de vivir sin miedo, no eres el único que padece esto y hay una solución. Agradezco que me hayas leído y espero te haya sido de utilidad, si tienes cualquier duda o comentario, estoy a tus órdenes.