Amor Tóxico vs. Amor Sano: 13 rasgos científicos y sus causas
Distinguir entre un amor tóxico y un amor sano no es algo a lo que estemos muy acostumbrados, y es que invariablemente se nos inculca la concepción del amor, como algo bueno o positivo.
En este sentido, la vida en pareja es la experiencia más influenciada y afectada. Olvidamos que el amor como tal, es una idea, y que esta puede ser concebida de diferentes formas por cada persona.
Damos mucha importancia al «concepto» del amor, y muy poca a su «práctica». El simple hecho de creer que “el amor no tiene fin” o que “si hay amor todo irá bien» es ya un ingrediente peligroso en cualquier relación.
La realidad nos demuestra que los excesos (ya todos lo sabemos) son perjudiciales, y las personas «intoxicadas de amor» inyectan una dosis letal a sus relaciones.
Padecen la resaca de anteponer el amor a todos y a todo, incluso a su propio bienestar y el de los demás.
Se dice fácil, pero en la práctica reconocer un amor tóxico es más difícil de lo que parece, el amante tóxico tiene una capacidad camaleónica, un instintito que lo hace capaz de camuflarse tantas veces como sea necesario.
Y es que, a pesar de los consejos de familiares, las advertencias de amigos, e incluso del propio sentido común, quien padece un amor tóxico generalmente es la última persona en enterarse.
Si tu pareja tiene el poder de hacerte feliz (o infeliz), te da más tristezas que alegrías, o te cuestionas constantemente si debes seguir con esa relación, entonces esta información es para ti.
Aquí aprenderemos a identificar los rasgos y características de un amor tóxico, sus principales diferencias con el amor sano, y por supuesto las causas que lo mantienen vivo.
El amor tóxico es la concepción obsesiva y patológica de la vida en pareja, donde la convivencia y el mantenimiento del vínculo amoroso se anteponen al bienestar de uno o ambos miembros de la relación.
Su característica principal son los altibajos emocionales, que cada vez son más intensos, frecuentes y sostenidos en el tiempo, y convierten la experiencia amorosa en una rutina desgastante y destructiva.
Los amantes tóxicos poseen una marca que les delata: ese «ir y venir», «terminar y regresar», el famoso «es complicado» o «la duda que mata»… un círculo vicioso que consume y destruye lentamente.
Las personas involucradas en un amor tóxico generalmente son incapaces de reconocerlo, y por lo tanto, de enfrentarlo. Es decir, de tomar la única medida capaz de revertirlo: dar por terminada su relación.
La dificultad para enfrentarlo, estriba en que generalmente se percibe al amor tóxico como un polo radicalmente opuesto al amor sano, donde este sería la felicidad y dicha puras, y el amor tóxico el sufrimiento absoluto.
Y aunque (conceptualmente) esto es cierto, los casos prácticos nos indican que el amor sano y el tóxico suelen tener muchas similitudes…
En un amor tóxico se pueden vivir momentos de mucha felicidad y sobre todo MUY EMOCIONANTES, pero a pesar de esto, son más las emociones destructivas y los daños (a veces irreversibles) que provoca.
¿En qué consiste un amor sano?
La clave para diferenciar el amor sano de uno tóxico, se encuentra en el análisis de dos elementos: la estabilidad y la autonomía de los implicados en la relación.
El amor sano es la concepción armoniosa de la vida en pareja, donde la cooperación mutua tiene como objetivo la independencia y el bienestar de sus integrantes.
Los amantes sanos persiguen metas claras y concretas, cuyo cumplimiento es un requisito imprescindible para la convivencia y continuidad de su relación.
Son incompatibles con personas “que no están seguras de lo que sienten”, o “que no saben lo quieren”. Y ante todo, evitan “rendir culto” a la necesidad de un amor infinito o insaciable.
13 Rasgos del Amor Tóxico vs. el Amor Sano
Si bien, ninguna relación es perfecta, no significa que en un amor sano no existan problemas, pero el distintivo en términos generales, es el desarrollo personal de sus integrantes como prioridad.
No hay amor perfecto, ambos tipos de amor proporcionan buenos y malos momentos, y es por esto que resulta tan difícil poder distinguirlos con claridad.
El escritor R. Burney, reunió y recopiló los trabajos de T. Gorski y M. Beatty (expertos en codependencia emocional), en un listado de 13 rasgos para diferenciar al amor tóxico del sano:
AMOR TÓXICO | AMOR SANO |
---|---|
OBSESIÓN, la fusión y la convivencia como prioridad de la pareja. | DESARROLLO de los integrantes como prioridad en la pareja. |
NECESIDAD, la compañía constante vista como prueba de amor. | APOYO MUTO, espacio para cumplir metas y contribuir al crecimiento del otro. |
SIN INTERESES PROPIOS, negación de antiguas y nuevas relaciones. | INTERESES PROPIOS, mantienen otras relaciones significativas. |
MOTIVACIÓN EXTERNA, proviene de su pareja, es motor y razón de ser. | AUTOMOTIVACIÓN, su seguridad está en la valía propia, no en la pareja. |
INADECUACIÓN, ansiedad ante las conductas y reacciones del otro. | ACEPTACIÓN, respetan las decisiones y personalidad del otro. |
CONTROLADOR, miente, reprocha y manipula. Lucha por el poder. | INICIATIVA, se turnan para ejercer el liderazgo, trabajan en equipo. |
CONDICIONADO, acepta al otro cuando satisface su ego. | COMPRENSIÓN, abrazan mutuamente la individualidad del otro. |
IDEALIZACIÓN, Fantasea y evade la realidad, siempre se culpa al otro. | OBJETIVIDAD, asumen la realidad y responsabilidad de cada uno. |
DEPENDENCIA, la estabilidad emocional depende de la pareja. | INDEPENDENCIA, su estabilidad emocional no depende del otro. |
POSESIVO, le aterra la idea de que la relación pueda terminar. | DESAPEGO, aceptan el hecho de que la relación puede terminar. |
EL SEXO como condición para intimar. | EL SEXO, como una de muchas formas para intimar. |
ANSIEDAD por separación, incapaz de sentirse bien estando solos. | SOLITUD, habilidad para disfrutar de sí mismos y estar solos. |
MALESTAR, ciclo de conflictos y estancamiento personal. | BIENESTAR, ciclo de superación y recompensas personales. |
Si deseas ahondar más en uno o varios de estos rasgos, te recomendamos ampliamente algunas obras de estos autores:
- Terence T. Gorski. (1993). «Getting Love Right: Learning the Choices of Healthy Intimacy». New York: Simon and Schuster.
- Melody Beattie. (1995). «Stop Being Mean to Yourself». San Francisco: Harper Publishing.
- Robert Burney. (1997). «Codependency: The Dance of Wounded Souls». Cambria, Ca.: Joy to You & Me Enterprises.
Cómo Identificar un amor tóxico
Bien, seguro tomaste nota de los rasgos que “tal vez” coinciden con tu relación, ahora ya tienes un marco mucho más sólido para diferenciar lo sano de lo tóxico.
Sin embrago, conocer los rasgos de manera general no es suficiente, como dicen: “¡el paso definitivo para expulsar a un demonio es llamarlo por su nombre!”, así que seamos valientes y vayamos más a fondo…
“¿Cómo saber si el amor tóxico ha infectado mi relación?” La doctora Jill P. Weber en “How to Identify Toxic-Love Patterns” nos da las 5 pautas clave para identificarlo en carne propia:
1. Confusión
Perdiste perspectiva, dudas todo el tiempo de tu propio criterio, y no sabes si estás o no en lo correcto. La reacción de tu pareja ante «cosas triviales» se ha vuelto impredecible.
Tienes la sensación de no saber cómo tratar o satisfacer a tu pareja, y cuando tienes «motivos claros» para molestarte, reclamar o exigir algo te preguntas: «¿será que estoy exagerando?».
2. Encubrimiento
Tienes que dar excusas a tu familia y amigos, o incluso ¡te las dices a ti mismo(a)!, para justificar situaciones penosas o «solapar» el mal comportamiento de tu pareja:
«Tuvo una semana difícil de trabajo», «Pobre, está tan presionado que seguro olvido venir», «Es distraída, no se da cuenta de sus comentarios hirientes», «mi familia es tan difícil… es normal que no esté a gusto»…
3. Autocensura emocional
Haces a un lado tus propias emociones, especialmente aquellas que te dicen que «algo no está bien”. Reprimes tu tristeza, ansiedad y desilusión con pensamientos como:
«Todas las parejas tienen problemas, soy yo quien debe controlarse», «él/ella es humano y puede equivocarse, debo hacer mi parte», «Es sólo un mal momento, si lo dejo pasar volveré a sentirme bien».
4. Frustración
A pasar de los innumerables intentos, peticiones y pláticas para solucionar el problema, notas que tu pareja no puede, no refleja un interés, o simplemente, no le da la gana entender.
Tú ira solo crece y los conflictos lejos de resolverse se intensifican. Al final siempre terminas cediendo, y por supuesto sintiendo como la situación “te aplasta».
5. Desgaste
Siempre tratando de «solucionar» las cosas en tu relación, solución que “siempre se escapa». Llegaste al colmo de sentir culpa por corregir cosas que no son tu problema o no están a tu alcance.
Ejemplo: “trabajas tiempo extra porque te pidió ayuda con los gastos, después, te echa en cara que no le das el tiempo suficiente”.
¿Por qué nos aferramos al amor tóxico?
Si bien, amar sanamente implica anteponer el bienestar a la continuidad de la relación, el amor tóxico en cambio, pretende su continuidad indefinida, a pesar del deterioro de sus integrantes.
Visto desde este ángulo, el amor tóxico es como un cáncer, que de no encontrar solución, sólo detendrá su ciclo de destrucción progresiva hasta consumir por completo a quienes lo alimentan.
Pero, “¿Por qué sucede esto?”, “¿Por qué nos engancha tanto un amor tóxico?”
Antes de continuar, quiero proponerte un sencillo ejercicio: Dedica 1 o 2 minutos a responder las siguientes preguntas:
(Procura respuestas cortas y concretas, y anota tantas como te vengan a la mente). ¿Listo(a)?
“¿Porqué deseas amar a alguien?” o “¿Cuáles son tus motivaciones para amar a tu pareja?”…
¿Cómo quedaron tus respuestas?, ¿Estás satisfecho con ellas?, Muy bien, pues tenlas a mano, porque seguro que más adelante las querrás comparar y analizar a profundidad, vamos viendo…
El alimento que mantiene vivo al amor tóxico (o sano), son nuestras motivaciones para amar, que por supuesto, serán diferentes según las creencias, experiencias o situación de cada quien.
En una fórmula: Amor Sano = Autonomía e Independencia Emocional, Amor Tóxico = Carencia y Necesidad Emocional.
Mientras que el amor sano concibe las relaciones como un fin (la cooperación entre sus integrantes), el amor tóxico concibe las relaciones como un medio (para satisfacer o subsanar carencias personales).
10 motivaciones del amor tóxico
El psicólogo Víctor. J. Encinas en su libro «Cómo desenamorarse», nos comparte las motivaciones más comunes que impulsan a un amor insano: tabúes, prejuicios y pensamientos estereotipados.
Motivaciones en las que una relación no tiene otra función que «repararnos» o «cambiarnos la vida» (supuestamente a mejor). Es decir, donde el amor se utiliza como:
- Bote salvavidas: Enamorarse con la fuerza de un cataclismo, que rompe con el estancamiento y el desencanto.
«No persigo nada en la vida que me ilusione, por lo tanto, mi pareja es mi ilusión». - Licencia de uso: De la persona amamda, y por lo tanto, de su prestigio, su posición o sus recursos.
- Fuente de realización: Para vivir a través del ser amado la sensación de tener éxito y cumplir los requisitos sociales:
«Ser madre o padre», «sentar cabeza», «no ser señalado como solterón(a)». - Experiencia sublime: La idealización como recurso para «disfrazar» la realidad, (el maltrato se interpreta como «defectos» que nadie es perfecto).
Permanecer al lado de quien te engaña, acosa o limita «porque el amor es para siempre». - Autoridad moral: El enamoramiento por compasión o complejo del «caballero andante».
El héroe que rescata al ser amado de “su miserable vida», por lo tanto, eres un ser moralmente superior. - Historia-Tapadera: La actitud de víctima (la contraparte del anterior), ver a la pareja como «héroe» o «bendición» que te rescata y hace fuerte.
Al final, si las cosas no salen bien “es que no era como pensaba» (¡pero siempre lo supiste!). - Reloj Biológico: ¡Tienes el tiempo contado! Te alejas peligrosamente de los 30 o de los 40…
- Refugio anti-miedo: Si, ese intenso y profundo miedo a la soledad. «No soy capaz de crear mi propia historia de felicidad»
Por lo tanto: suplico compañía, me le entrego y me someto. “¡Pero, es que es por amor!”. - Viento de aire fresco: Para una vida monótona la pareja es el distractor por excelencia.
“Detesto mi trabajo y la rutina me mata, pero ella… ella siempre tan jovial, tan alegre, ¡es una isla bella en mi mar de aburrimiento!”. - Migas afectivas: Una mujer con baja autoestima y de exiguos encantos lleva años sin que nadie muestre interés en ella. De repente, su jefe le dice:
«Qué guapa eres y vaya ojazos tienes. A mí me atraen las chicas inteligentes, con belleza interior, como tú …» ¿Cómo desperdiciar la oportunidad?
Tus respuestas al ejercicio anterior… ¿coinciden con alguna de estas?, ¿te hacen sentir identificado(a)?, ¿te recuerdan algo o a alguien?… si no es así, excelente, que vas por buen camino.
De lo contrario, tal vez quieras replantearte algunas cosas. Sólo por “curiosidad” ¿Conoces las «motivaciones para amar» de tu pareja? puede que obtengas información valiosa.
El amor tóxico dice: ¡Sin ti no puedo vivir!
¿Alguna vez has utilizado la frase del encabezado? Y puede no ser precisamente esa, pero sí algo parecido. A veces lo decimos porque estamos tan enamorados que este tipo de afirmaciones se nos “escapan”.
Pero, ¿somos conscientes de la relevancia de lo que estamos diciendo? ¿En verdad “me muero sin ti”? ¿Qué pasa cuando lo decimos en serio?
Cuando en verdad sentimos que la vida se nos va sin esa persona, cuando no sabemos qué haríamos si nos dejara, cuando nuestra vida depende total y completamente de otra persona.
¿Es sano pensar de esta manera?
¡Por supuesto que no! sin embargo, para algunas personas esta es su forma de amar y les parece algo «tan normal». Por esto es que el amor tóxico es sumamente peligroso.
Implicaciones del amor tóxico
Los amantes tóxicos padecen un inmenso miedo a la pérdida, podríamos decir que son incapaces de concebir que, de una u otra forma, y sin importar que, su relación termine.
Irónicamente, el amante tóxico en su afán de retener una relación (que ya está perdida), termina por perder y destruir mucho más de lo que la relación misma le aportaba.
En general, un amor tóxico implica una pérdida de:
- Tiempo, que, según qué situación, puede ser crucial. Al final, el recurso no renovable más valioso es el tiempo.
- Dinero, el famoso “hay que darlo TODO”, para un amante tóxico es mucho más que una frase motivadora.
- Respeto, etiquetas como “blandengue”, “mandilón”, “sumisa” u “oprimida” tienen un alto coste social.
- Profesionalismo, bajo rendimiento, problemas de concentración y ausentismo, todo por el “mal de amores”.
- Amigos, incluso los más queridos y sinceros, que también les lastima y cansa el abandono.
- Familia, de no perder el contacto físico, se pierde proximidad emocional y sobre todo: la confianza.
- Bienestar emocional, baja autoestima, falta de motivación y seguridad en uno mismo.
- Identidad, perder tus gustos, tus intereses, tus ideales, en definitiva, todo aquello que te hacía especial.
- Salud mental, estrés, insomnio, enfermedades psicosomáticas, pánico, ansiedad y depresión.
- Salud física, sedentarismo, adicciones, problemas de peso, alimentación, presión arterial y/o cardiacos.
- Amor, lo más irónico, la oportunidad de conocer a quien realmente nos daría ese amor sano tan preciado.
- La vida misma, en los casos más agudos ideación suicida o crímenes pasionales.
Los mensajes del exterior
Hace ya algunos años, pedí a mis alumnos de psicología buscar una canción de amor que no fuera “enfermiza”; es decir, que no concibiera al amor como una cuestión de “vida o muerte”.
Dar con 2 o 3 les resultó sumamente difícil, como diría alguno “fue peor que buscar una aguja en un pajar”.
La mayoría de las canciones contenían frases tan determinantes y absolutistas, que de no saber que eran canciones, se pensaría que el texto pertenecía al diario de un psicópata.
Algunas jugaban con ideas como “mataré por ti”, “sabrás lo que es sufrir sin mi amor” y en otras “enloquecían” sin el ser amado, en fin. Desde este ángulo… ya no parecen tan románticas ¿verdad?
Ojo, que la música es fascinante, y sus efectos benéficos son de sobra conocidos. Nos referimos al mensaje que de manera “estándar” suele divulgarse en algunas letras.
Puede parecernos intrascendente, pero la música, las películas, la televisión, el Internet, etc. reflejan la concepción que como sociedad tenemos del amor.
Y vaya, que dejan una profunda huella en nuestro inconsciente. Es decir, la manera en que interpretamos (o nos aferramos) al amor, depende mucho de nuestra “dieta mental”.
Conclusiones
Al terminar una relación es normal y necesario sentir decepción, coraje, tristeza y confusión… en fin, un cóctel de emociones, que varían de acuerdo a la razón del rompimiento.
Son fases transitorias conocidas como etapas del duelo, y efectivamente hay momentos donde podría faltarnos la motivación, pero es sólo mientras aprendemos a retomar nuestra vida de forma normal.
Lo sé, suena mucho más fácil de lo que se vive realmente, pero es así: lo sano es superar cualquier rompimiento (al margen de su importancia) y salir adelante.
Si has caido en las redes de un amor tóxico, lo más probable es que necesites superar una depresión, no dudes en pedir ayuda profesional si la situación se sale de tus manos.
El amor tóxico es una conducta y una forma de pensar socialmente aceptada, pero tiene consecuencias graves de no detectarse a tiempo, así que no lo subestimes.
Cuando lo adoptamos como nuestro, cabe la posibilidad de que olvidemos que esta no es la forma en que realmente queríamos experimentar el amor.
Somos un ser único y completo, por eso es tan importante amarnos a nosotros mismos: conocernos, aceptarnos, querernos, aprender a vivir con nosotros.
Para amar a alguien más, primero debemos amarnos a nosotros mismos. Esto no garantiza que una relación sea duradera, pero… es la vacuna más eficaz contra el terrible amor tóxico.