Disciplina inteligente
“La buena sociedad es aquella en la que la virtud es recompensada”
– Abraham Maslow
Érase una vez, una familia conformada por padre, madre y un adolescente, el cual daba la apariencia de rondar por los 14 años. Una tarde, esta familia se encontraba en la sucursal de una tienda de telefonía. Al igual que todos los ahí presentes esperaban su turno para ser atendidos, el motivo de su presencia parecía ser el arreglar el teléfono celular del adolescente.
El padre se percibía ligeramente fastidiado, al igual que la mayoría de los presentes, sin embargo esperaba pacientemente su turno en la fila, mientras que su “pequeño” daba vueltas por la tienda observando otros equipos. Cuál sería la sorpresa de quienes se encontraban ahí al presenciar lo siguiente:
El padre, llama al joven adolescente y señala, paciente y tranquilamente, que él debería de esperar su turno en la línea, después de todo, el interesado en la compostura del equipo era él. No había acabado el padre de pronunciar estas palabras cuando el joven, en tono prepotente, le responde que él no se formaría, que esa era la función del padre, después de todo fue él quien compró ese equipo cuando el joven claramente había pedido uno más costoso y popular. Al hacer este comentario, el joven da la vuelta y deja al padre con la palabra en la boca, este volvió a llamar a su hijo, quien regresó a su lado con gesto de fastidio y preguntando en tono irrespetuoso: “ahora qué quieres”. El padre recalca nuevamente que debe esperar con él, ya que es su teléfono celular. El joven vuelve a dejar al padre con la palabra en la boca y continúa dando vueltas por la tienda.
Después de unos minutos, el padre es atendido y firma la autorización para la compostura del teléfono, en ese momento, el joven regresa a la fila y comienza a gritarle al padre, ya que firmó la autorización para que, en caso de necesitarlo, el equipo sea formateado, perdiendo entonces la información que ha reunido por algún tiempo. Arrebata entonces el teléfono del padre y la familia sale de la tienda mientras el adolescente grita y ofende al padre, ante la resignación de ambos padres.
Desafortunadamente, esta no es una historia, no es fantasía, no es un cuento, es una situación que presencié este fin de semana. Este hecho me llevó a pensar en algunos de los puntos de los que he hablado en semanas pasadas.
¿Quién está a cargo de la educación de niños y jóvenes?
Hoy en día, parecería que el corregir y poner límites a los menores es una situación en extremo difícil ya que la línea entre la disciplina y el maltrato infantil parece no quedar clara, generando cierta preocupación y miedo en algunos padres por las consecuencias emocionales, psicológicas y sociales que puedan generar el ser “muy duros” con sus hijos.
En mi experiencia profesional me he topado de manera frecuente con la justificación de que como los niños son pequeños, podemos darles permiso de romper las reglas y hacer lo que ellos quieran, después de todo son solo niños y, cuando sean mayores, entonces estarán listos para tener consecuencias y distinguir la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, lo aceptable y permitido de lo prohibido sin generar un trauma. Suena lindo, pero la estructuración e integración de los límites no funciona de esta manera.
Un niño, por pequeño que sea, es una persona que está recibiendo información de su entorno, se apropia de las situaciones y experiencias que vive, buscando repetirlas en el futuro. Es por esta razón que resulta de vital importancia marcar límites a temprana edad.
Independientemente de la consecuencia o sanción que decidamos impartir como padres o adultos a cargo de niños y adolescentes, es importante que la consecuencia que implementemos vaya acompañada de una reflexión, esta le permitirá al niño comprender el porqué de la medida que estamos implementando, y le dará la oportunidad de prever en el futuro las posibles consecuencias de sus acciones.
Gracias por visitar nuestro artículo «Disciplina inteligente», espero te haya resultado interesante y de utilidad. Cualquier duda y comentario estamos para ayudarte. ¡Hasta la próxima!