Familias tecnológicas, niños abandonados (2a parte)
«La verdadera cuestión no es si las máquinas piensan, sino si lo hacen los hombres» – B. F. Skinner
La semana pasada escribí sobre los cambios en la dinámica familiar moderna (Puedes consultar la primera parte en este enlace), mismos que tienen la característica de estar extremadamente apegados a aparatos electrónicos. Generando así un vacío en la convivencia familiar, en la interacción directa con el otro.
Es cierto que hoy en día estas herramientas tecnológicas nos son de gran utilidad. Nos facilitan y permiten accesar, en cuestión de segundos, a información y contenidos, permiten también poder establecer y permanecer en contacto con personas que se encuentran a una distancia considerable de nosotros a un bajo costo.
Entonces, ¿por qué nos encontramos con tantas opiniones en contra?
La problemática gira en torno al uso que se les llega a dar, mismo para el cual no están diseñadas. Cada vez resulta más frecuente encontrarnos con familias en las que ambos padres tienen una dinámica y horarios laborales bastante absorbentes, mismos que limitan el tiempo del que disponen para convivir con sus hijos. Prueba de esto son los nuevos modelos educativos en los que se ofrecen horarios extendidos, brindando a los padres un espacio en el cual pueden dejar a sus hijos mientras ellos continúan inmersos en sus actividades laborales. Como si esto no fuera suficiente, hoy en día, la mayoría de las personas cuentan con un teléfono inteligente, al cual están vinculadas sus cuentas de correo electrónico personal y/o laboral. Por lo que muchas veces, al llegar a casa, nos encontramos aun atendiendo situaciones laborales.
Si bien, no todas las familias cuentan con la posibilidad de sustentar económicamente estos espacios “extendidos”, algunos niños pasan las tardes en sus casas al cuidado de los abuelos, tíos o empleados domésticos que “supervisan” las actividades que realizan los pequeños. Aunque en teoría estos niños se encuentran acompañados, la realidad es que este tipo de “supervisión” se limita a reducir los daños físicos, muchas veces las personas que se encuentran “a cargo” no se toman el tiempo de supervisar las actividades que realizan los niños.
Si bien, estas nuevas tecnologías nos facilitan un sinfín de actividades, ellas no tienen la consciencia ni el criterio para juzgar qué actividades o contenidos son adecuados para la edad o madurez de las personas que interactúan con ellas, y mucho menos tienen la posibilidad de limitar (por sí mismas) el acceso de una persona hacia contenidos que podríamos considerar inadecuados para su edad.
Es por ello que resulta vital la presencia activa de los padres de familia como mediadores entre las herramientas tecnológicas y los niños. Ya que, son ellos quienes deciden los valores con los que educarán a sus hijos, así como los temas que tendrán apertura o censura dentro del núcleo familiar.
Muchas veces nos dejamos llevar por la manera en la que se nos presentan ciertos programas o contenidos. Si vemos dibujos animados, por ejemplo, en automático asumimos que el contenido está dirigido a niños pequeños y consideramos que no hay problema si permitimos que vean estas caricaturas por su cuenta, sin supervisión de un adulto. Pero, ¿sabías que hay caricaturas que están hechas para adultos? Estos programas abordan temáticas propias del mundo adulto, lo que puede generar confusión o inquietudes en los niños, incluyendo en su mundo temáticas para las que aún no están listos.
Es por ello que resulta vital que las personas a cargo de la educación de los niños dentro del núcleo familiar, estén al tanto de los contenidos que les generan interés y a los que están expuestos, de manera que se puedan orientar sus dudas de manera adecuada a las tradiciones y costumbres de cada familia y cada grupo sociocultural.
¿Cómo podemos hacer esto?
Empecemos por desconectarnos nosotros mismos de los aparatos electrónicos, estableciendo tiempos de convivencia real con nuestra familia en los que realicemos actividades como las que les sugerí la semana pasada.
Además de estas actividades, es importante también que nos involucremos con los contenidos a los que se exponen nuestros niños: sentarnos con ellos a ver sus programas favoritos, jugar los videojuegos que les gustan aunque perdamos, que ellos nos expliquen la trama y el porqué de su interés hacia estos temas. De esta manera nosotros podremos brindarles una mayor y mejor orientación hacia lo que es adecuado o no para su edad, así como aclarar algunas de las dudas que les vayan surgiendo en el camino.
- Dr. Francisco Campos Freire. (2008) Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de comunicación tradicionales; Recuperado de: Revista Latina de Comunicación Social
- Fernando Iriarte Díazgranados. (2007) Los niños y las familias frente a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICS); Recuperado de: Psicología desde el Caribe N*20
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