Asertividad Sexual ¿Cómo saber si soy sexualmente asertivo?
La asertividad sexual implica expresar las propias convicciones, sentimientos y opiniones sobre el sexo, sin dañar al otro y sin temor a ser juzgados.
¿La comunicas a tu pareja de forma clara y honesta, el momento en el que deseas tener sexo?, o en su defecto ¿Consientes relaciones sexuales que no te apetecen?
En lugar de indicarle lo que quieres a tu pareja ¿esperas a que te acaricie el cuerpo?, ¿Puedes expresarle abiertamente aquello que te gusta y lo que no?
Si tu pareja te presiona ¿le besas aunque ya le hayas dicho que no?, si te apetece tener relaciones sexuales ¿esperas a que tu pareja inicie el acercamiento?
Si respondiste «sí» a una o más de las preguntas anteriores, muy probablemente la comunicación asertiva no sea tu mejor aptitud en el área sexual.
¿Qué es la asertividad sexual?
La asertividad sexual es la habilidad de vivenciar y expresar la sexualidad abiertamente, sin miedos o prejuicios, y sin dañar o agredir a otras personas.
Ser asertivos es la habilidad social que nos permite expresarnos de manera clara, directa y honesta, sin agredir a otros (o a uno mismo) y sin sentirnos mal por ello.
También se puede entender como la capacidad de hacer valer nuestros derechos asertivos (nuestra forma de pensar, opinar y sentir), sin perjudicar a las demás personas.
Es muy común, en terapia sexual, encontrar que las insatisfacciones y sinsabores que los pacientes padecen en la cama, se deben principalmente a la falta de asertividad sexual.
Al hecho de no saber o no poder decir: “ahora mismo no quiero”, “aquí no me apetece”, “prefiero hacer esto otro”, “tócame aquí”, o “tócame así”, etc…
Obstáculos de la asertividad sexual
Podría decirse que, ser sexualmente asertivo es un arte, y que como todo, se desarrolla principalmente con la práctica y el auto-análisis constructivo.
Sin embargo, hay personas a quienes les resulta especialmente difícil expresar una opinión contraria o diferente para poder satisfacer sus apetitos sexuales.
Las razones de esto, se debe principalmente a «obstáculos» o «barreras psicológicas», que como veremos a continuación pueden ser varias:
1. Vergüenza
Pedir prácticas sexuales o rechazar propuestas a la pareja, puede causar pudor o vergüenza debido al “qué va a pensar de mí”, al miedo al ridículo o al rechazo.
2. Educación
Culturalmente se ha asumido que, durante el sexo el papel dominante lo llevaba el hombre y que por ello la mujer debería hacer todo lo que éste le pidiera.
incluso renunciando a su propio placer (el de la mujer). Por lo tanto, muchas mujeres no saben pedir ni rechazar, tan sólo porque «no se les educó para eso».
3. Desconocimiento del cuerpo
Si no sé lo que me gusta, ¿cómo se lo voy a pedir a mi pareja? Es lógico y natural que no pueda pedir cosas, si ni siquiera yo mismo(a) se lo que me gusta.
Por razones similares a las anteriores, hay quienes nunca se dan la oportunidad de explorar sus sensaciones corporales (tanto agradables como desagradables).
4. Desinformación sexual
Enlazado al factor educacional, la falta de información en sexualidad hace que la persona no cuente con todos los recursos necesarios para poder decidir.
Por ejemplo, en lo relacionado a los juegos eróticos, tocamientos, posturas y fantasías sexuales, así como en los temas referentes a los métodos anticonceptivos.
La finalidad del sexo no es otra que disfrutar, sentir placer, por ello no hay que dudar en decir NO a lo que no nos apetece, y PEDIR aquello que sí nos gusta.
Con esta dinámica se consigue que la pareja se comunique sexualmente de manera asertiva, obteniendo así un resultado mucho más placentero al tener sexo.
Si necesitas ayuda psicológica para ser sexualmente asertivo no dudes en contactarnos, como cualquier habilidad, ésta también puede aprenderse. ¡Hasta la próxima!