¿Fingir el orgasmo? ¡Yo nunca, por favor!
¿Por qué fingir un orgasmo? ¿Lo has hecho alguna vez? ¿Eres capaz de identificar si tu pareja experimenta orgasmos genuinos?…
Existen señales físicas a tener en cuenta para identificar un orgasmo: ritmo de la respiración, arqueo de la espalda, tensión muscular, expresión facial, etc…
Sin embargo estas señales pueden simularse, y es un práctica muy común en la vida sexual de algunas personas.
¿Qué significa fingir un orgasmo?
Fingir el orgasmo consiste en comunicar mediante expresiones verbales o físicas que se ha experimentado el clímax sexual (máximo grado de placer) cuando esto en realidad no ha sucedido.
Por dar un ejemplo, te recomendamos la escena de la película “Cuando Harry encontró a Sally” donde ella hace una escandalosa demostración pública de cómo fingir un orgasmo.
Motivos para fingir el orgasmo
¿Por qué alguien fingiría un orgasmo? En teoría lo que cualquiera desea es experimentarlo realmente, pero desde la sexologia y psicologia simular placer puede tener sentido por diversas motivaciones:
- Satisfacer el ego de la pareja: se finge para que el otro pueda quedar satisfecho con su “rendimiento sexual”, es decir con el orgasmo que ha proporcionado a la otra persona.
- Inseguridad: miedo a la crítica o resentimiento de la pareja, a ser percibido como alguien con poca experiencia sexual, antipático o indiferente al sexo.
- Terminar rápido: cuando se tienen dificultades para decir “NO”, “ahora no lo deseo”, etc., es muy probable que se tenga sexo que en realidad no se desea.
- Creencias distorsionadas: la sexualidad vista como una obligación, el tabú del “deber sexual”, básicamente la idea de que siempre debemos estar dispuestos a tener sexo y por ende a disfrutarlo.
- Problemas sexuales: cuando se padece algún tipo de disfunción o enfermedad sexual (física o psicológica), a muchos les da vergüenza comunicarlo a la pareja, por lo que fingen que disfrutan el sexo cuando en realidad es todo lo contrario.
- Falta de comunicación: muchas parejas nunca llegan a desarrollar una sexualidad asertiva, donde puedan hablar abiertamente y compartir aquello que de verdad les gusta y lo que no.
¿Es bueno fingir un orgasmo?
En términos generales fingir un orgasmo no ayuda mucho, por no decir nada, ni a nosotros mismos ni a la relación de pareja, específicamente por 3 razones:
- Somos responsables de nuestro placer: simular el orgasmo supone mantener vivo el mito de “soy responsable del placer de mi pareja” o viceversa “mi pareja es la responsable de mi placer”, la realidad es que cada uno es responsable de su propio placer.
- Fomenta una visión sesgada del acto sexual: ya que ponemos el énfasis en un solo aspecto de la respuesta sexual: el clímax, cuando el sexo consta de muchas etapas más (deseo, excitación, meseta, resolución y fase refractaria), y cada una de ellas son disfrutables se dé o no un orgasmo.
- Es un autoengaño: fingirlo es mentirnos a nosotros mismos y a nuestra pareja, perjudica la comunicación al dar a entender que sentimos placer con prácticas que en realidad no nos lo proporcionan.
Secuelas Psicológicas de fingir el orgasmo
Simular el placer sexual es un síntoma de que la comunicación en la pareja es deficiente, o de que hay algún conflicto en el área sexual, si esto no se atiende oportunamente puede provocar problemas como:
- Autoestima deficiente: al suponer que la valía de nuestro atractivo o rendimiento sexual radica en el hecho de que nosotros o nuestra pareja experimentemos un orgasmo.
- Confusión y falta de confianza: como resultado de mentir constantemente acerca de lo que realmente nos produce placer.
- Problemas de pareja: malentendidos, discusiones y reproches, la aparición de las famosas “diferencias”, un círculo vicioso donde se cree que simular placer evita conflictos, cuando es eso precisamente lo que los provoca.
- Genera estrés: al no permitirnos estar relajados, dejarnos llevar y sentir, nuestra cabeza está en otros asuntos, estrés y sexualidad son una mala combinación al momento de intimar con la pareja.
- Anorgasmia: la incapacidad de alcanzar el orgasmo como consecuencia de la inhibición voluntaria, por lo tanto es probable que con el paso del tiempo la falta de deseo sexual sea cada vez mayor.
Es mejor comunicarse que fingir un orgasmo
Puesto que los beneficios de fingir orgasmos son escasos por no decir inexistentes, lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar y disfrutar de la relación sexual desde su inicio hasta su final.
Entendiendo como final el momento en que deja de haber interacción erótica, sea o no sea tras un orgasmo.
Es de esta forma como en lugar de estar preocupados por lo que tiene que pasar, estaremos centrados disfrutando de lo que está pasando.
Además, poniendo siempre la responsabilidad del propio placer en uno mismo, sin delegarlo en la otra persona.
Si hay dificultades habituales para alcanzar orgasmos, será el momento de hablar y sincerarse con la pareja y explicar lo que está sucediendo, así como comentar qué se puede hacer para mejorar la situación.
Hablar de zonas erógenas y la forma adecuada de estimularlas o de las prácticas que nos producen mayor placer sexual, entre otras muchas cosas.
En definitiva, ser asertivos sexualmente. Si el problema se mantiene, lo más recomendable es acudir a terapia sexual con un especialista.