Los 5 tipos de Terapia para la Depresión más Efectivos
Hoy en día existen diversos tipos de terapia para la depresión que resultan eficaces para su tratamiento, sin embargo, elegir entre uno y otro dependerá de varios factores.
Entre los elementos a tomar en cuenta se encuentran la gravedad de la depresión, el contexto de cada persona, y el objetivo y metodología del enfoque terapéutico elegido.
En este artículo hemos seleccionado los cinco tipos de terapia psicológica más novedosos y que mayor eficacia han demostrado dentro del campo de la psicología clínica.
Todos los enfoques terapéuticos mencionados para superar la depresión son eficaces, no obstante, dependerá de las afinidades de cada uno, elegir aquel al que se adapte mejor.
A continuación, te explicaremos brevemente en que consiste cada uno de ellos, sus características principales y la manera en la que se suelen llevar a cabo las sesiones.
1. Terapia de Aceptación y Compromiso
La Terapia de Aceptación y Compromiso es un tipo de intervención psicológica que se vale de estrategias basadas en el asentimiento para desarrollar la flexibilidad psicológica.
Aunque parezca paradójico, en muchas ocasiones, la solución a ciertos conflictos psicológicos consiste en aceptar lo que sentimos (incluso si es negativo), para poder superarlo.
Cuando hablamos de flexibilidad psicológica nos referimos a saber contactar con el momento presente y con lo que nos ofrece (independientemente si es negativo o positivo).
Y es que, este tipo de terapia para la depresión, sugiere a las personas que acepten sus pensamientos y sentimientos en lugar de luchar o huir de ellos con culpabilidad.
Existen cada vez más estudios que avalan la eficacia de esta terapia para tratar la depresión, entre ellos, la revisión sistemática publicada por el Journal of Affective Disorders.
El objetivo de los profesionales de la Terapia de Aceptación y Compromiso es el de ayudar al paciente a crear una vida significativa a pesar del dolor que esta pueda traerles.
Por ejemplo, en el caso de personas deprimidas que experimentan un dolor emocional muy intenso, en lugar de huir de la situación, se les enseña a aceptarla y aprender de ella.
Una vez que se ha logrado la aceptación, se orienta al paciente a tomar acciones significativas guiadas por sus valores más profundos y comprometiéndose con ellas.
Las estrategias que se suelen utilizar habitualmente en este tipo de terapia son las metáforas, que ayudan a la persona a reflexionar acerca de su propia vida e identificar sus valores.
Cuando una persona tiene claros sus valores más profundos, establece objetivos, se compromete, acepta el momento presente sin juzgarlo y es capaz de tener una vida plena.
2. Terapia Cognitivo Conductual
Las técnicas de terapia cognitivo conductual han demostrado ser bastante eficaces para el tratamiento de trastornos psicológicos complejos, entre ellos la depresión y la ansiedad.
De hecho, se podría decir que es el método con mayor consenso científico para este trastorno, debido a la gran cantidad de estudios que avalan su eficacia para tratar la depresión.
Entre ellos se encuentra la investigación realizada por Driessen y Hollon (2010), en donde se explica la eficacia de la TCC en cada fase depresiva, así como la prevención de recaídas.
El objetivo de la TCC es ayudar al paciente a identificar sus patrones de conducta negativos, evaluar su validez y capacitarlo para elegir otras conductas más adaptativas.
Ya que, según la Terapia Cognitivo Conductual, nuestros pensamientos están estrechamente relacionados con nuestros sentimientos y estos con nuestra forma de comportarnos.
Por lo tanto, si aprendemos a gestionar nuestros pensamientos, también podremos gestionar nuestras emociones, tomar mejores decisiones y modificar nuestras conductas.
Por lo general, los psicólogos cognitivo conductuales se encargan de llevar a cabo un plan de tratamiento de manera individual, dependiendo del caso de cada persona en particular.
Entre las principales estrategias que se suelen utilizar en este tipo de terapia se encuentran las técnicas de relajación, activación conductual y reestructuración cognitiva, entre otras.
Las sesiones, como el resto de las terapias para la depresión aquí expuestas, suelen tener una duración de 1 hora y una frecuencia de 1 día a la semana para asistir a consulta.
3. Terapia Interpersonal
La Terapia Interpersonal (TIP) es un método psicoterapéutico que ha sido diseñado principalmente para tratar trastornos del estado del ánimo o afectivos como la depresión.
A pesar de que es una terapia relativamente joven, ha sido reconocida empíricamente por la Asociación Americana de Psicología y la Asociación Americana de Psiquiatría.
Varios estudios encontraron que la Terapia Interpersonal puede ser tan eficaz como el consumo de antidepresivos para tratar los síntomas de la depresión como enfermedad.
Este tipo de terapia está centrada en comprender como las relaciones personales pueden hacer que una persona se deprima y/o que los síntomas que ya tenía empeoren.
Y es que, la Terapia Interpersonal se basa en la idea de que las relaciones personales son una de las principales causas de los problemas psicológicos que puede tener una persona.
Cuando los episodios depresivos son causados por alguna otra circunstancia, la interacción con los demás también se ve afectada, lo cual podría empeorar los síntomas depresivos.
Durante las primeras sesiones, el terapeuta, por medio de la entrevista, identifica los principales problemas y plantea una serie de objetivos a trabajar en el resto de las sesiones.
El resto de las sesiones están destinadas a trabajar con cada uno de estos objetivos por medio del diálogo y la aplicación de estrategias para mejorar la comunicación con los demás.
El tratamiento suele durar entre 12 y 16 sesiones espaciadas semanalmente o cada quince días, aunque su duración y frecuencia pueden variar según la gravedad de la depresión.
4. Terapia para la depresión EMDR
La Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por medio de Movimientos Oculares (EMDR) fue creada para eliminar la angustia y el sufrimiento producidos por recuerdos traumáticos.
No obstante, también se ha encontrado que es eficaz para tratar la ansiedad y la depresión a largo plazo, tal y como se demuestra en el estudio publicado por Wood, Ricketss y Parry (2018).
A diferencia de los tipos de terapia para la depresión anteriores, la EMDR no solo se enfoca en el momento presente, también implica el análisis del pasado y las pautas a futuro.
Es decir, se dirige la atención del paciente hacia los recuerdos dolorosos y/o perturbadores de su pasado y que están relacionados con el origen de sus síntomas depresivos.
Pero de igual manera, se analizan las situaciones o experiencias que están ocurriendo en la actualidad y que pudieran generar algún tipo de sufrimiento en la persona deprimida.
Finalmente, con el propósito de lograr un cambio positivo y duradero, el terapeuta ayuda al paciente a implementar pautas y comportamientos que resulten eficaces para su futuro.
Otra gran diferencia del EMDR es la forma en que se realiza, su rasgo distintivo es la técnica utilizada por el terapeuta, durante la cual, dirige los movimientos oculares del paciente.
Estos movimientos tienen la finalidad de producir en el paciente una disminución del dolor emocional que experimenta a causa de evocar continuamente pensamientos angustiantes.
Al reducir el malestar generado por los pensamientos insoportables, el paciente puede hablar de ello con mayor facilidad y de esta manera expresar lo que siente al terapeuta.
También se trabaja con la reestructuración de las ideas o creencias que le están produciendo el malestar emocional al paciente para ayudarle a comprenderlas y modificarlas.
5. Terapia Cognitiva de Atención Plena
La Terapia Cognitiva basada en la Atención Plena (MBCT) se desarrolló como una intervención psicológica para disminuir y prevenir los riesgos de recaídas en personas con depresión.
A diferencia de los demás modelos terapéuticos, la Terapia Cognitiva de Atención Plena se diseñó para implementarse como un programa de terapia grupal manualizado.
El MBCT integra algunas técnicas de otros tipos de terapia, como la terapia cognitivo conductual y la práctica del mindfulness (técnica de meditación basada en la atención plena).
Una persona con depresión puede sentirse muy abrumada por sus preocupaciones sobre el futuro y lamentarse constantemente por cuestiones que sucedieron en el pasado.
El objetivo de este tipo de terapia es lograr que el paciente desarrolle habilidades cognitivas que lo ayuden a disminuir su nivel de angustia, la rumiación y la impulsividad emocional.
Esto debido a que las personas deprimidas suelen tener pensamientos recurrentes e ideas negativas que les impiden tranquilizar su mente e intensifican sus síntomas.
Los ejercicios de relajación, meditación y la práctica del mindfulness son técnicas que van encaminadas a mejorar la capacidad de atención, la memoria y el estado general del paciente.
Su principal característica es ayudar a quien lo practica a centrar su mente en el momento presente y dejar de lado pensamientos relacionados con problemas pasados o futuros.
¿Qué te parecieron estos 5 tipos de terapia para la depresión? Esperamos que este artículo haya sido de tu agrado y que hayas encontrado la información que estabas buscando.
Si necesitas más información sobre la depresión o tienes alguna duda acerca de este tipo de terapias, no dudes en contactarnos. ¡Será un gusto poder ayudarte!