¡No me concentro en el sexo! ¿Qué me está pasando?
«¿Por qué me desconcentro al tener relaciones», «Me falta concentración cuando hago el amor», «Doctor, ¡no me concentro en el sexo!», son expresiones muy frecuentes en la terapia sexual.
Por lo general, provenientes de personas que son incapaces de dejarse llevar y desconectarse de las preocupaciones que tienen en la cabeza al momento de tener relaciones sexuales.
Y es que, la concentración durante el sexo es algo muy importante para favorecer el deseo erótico y para mantener un nivel óptimo de estimulación sexual.
Es decir, durante el acto sexual nuestro pensamiento y percepción deben concentrase en ese momento sexual, y «desconectarse» del resto del mundo que nos rodea.
¿Por qué no me concentro cuando hago el amor?
Básicamente por pensar en cualquier otra cosa… que ¡pensar en disfrutar del sexo!. En otras palabras, por «no dejarse llevar» y no permitirse «estar en lo que se debe estar”.
Sea lo que sea aquello que impide a la persona relajarse y disfrutar de su relación sexual, será un factor que incida en el hecho de “tener la cabeza en otra parte”.
Incluso, el mismo pensamiento de “tengo que dejarme llevar y disfrutar” puede terminar por convertirse en una preocupación que genere el efecto contrario…
1. Preocupaciones
El principal factor son las preocupaciones, esos pensamientos repetitivos que nos rondan en la cabeza y a los que no solemos encontrarles una solución.
Miedos acerca del trabajo, la familia, la economía, los estudios, los hijos, etc… o el peor de todos: mantenerse temeroso(a) ante el propio desempeño sexual.
Los pensamientos recurrentes sobre estos miedos y preocupaciones impiden concentrarse en la relación sexual, ya que el cerebro está estresado o en alerta.
2. Estrés
Cuando estamos estresados se segregan sustancias en el organismo incompatibles con el estado de relajación que necesita la respuesta sexual humana.
Sobre la relación que existe entre el estrés y la respuesta sexual humana podéis conocer más información en el artículo “¿El estrés disminuye el apetito sexual?”.
Es decir, si durante el encuentro sexual (de forma individual o en pareja) estamos estresados, difícilmente vamos a dejarnos llevar y concentrarnos en el sexo.
3. Problemas de pareja
Dentro de las preocupaciones de las que hacíamos referencia antes, las preocupaciones por los «conflictos de pareja» ameritan una mención más que especial.
A menudo se comenta en la jerga sexológica que «lo que suceda encima de la cama, será sólo una caricatura o una buena historia, que refleje lo que sucede fuera de ella»…
Aunque por supuesto hay excepciones, los problemas de pareja suelen impedir que uno o ambos miembros se concentren durante los encuentros íntimos.
Si se tienen problemas de pareja, y esos problemas afectan a la relación de forma grave, estos afectarán también el desempeño sexual de los involucrados en la pareja.
4. Disfunciones sexuales
Otro factor que incide en la falta de concentración en el sexo es padecer un problema sexual, ya que afecta al hecho de no poder relajarse durante las relaciones sexuales.
Puesto que en ese momento, solemos centrarnos en la disfunción, provocando que el organismo se tense y sea muy difícil concentrarse en el juego y disfrute erótico.
No se diga si la disfunción en cuestión provoca algún tipo de malestar o dolor (ya sea físico o emocional), lo que garantiza más que un suspiro y un «no me concentro en el sexo».
5. Falta de interés
Por increíble que parezca hay quienes no pueden concentrarse en el sexo ya que tienen más interés en otra actividad o bien, el sexo les genera una cierta aversión.
Esto puede deberse a una «sexualidad reprimida», ya sea por prejuicios sociales, una educación extremadamente moralista o incluso traumas de la infancia.
¿Qué hago si no me concentro en el sexo?
Lo ideal es dejarse llevar, sentir, no pensar. Pero como en este caso, hablamos de que hay dificultades para ello, describiremos el proceso detalladamente.
Lo primero que tenemos que hacer es detectar y hacernos conscientes de las preocupaciones que nos invaden y los pensamientos relacionados con estas.
Por ejemplo, de cuánto tiempo nos ocupa pensar en ellas y en qué aspectos nos resultan limitantes o nos impiden hacer o disfrutar durante el sexo.
Si no me concentro en el sexo debo «interiorizar» el hecho de que las preocupaciones rumiativas no tienen salida, hacen gastar tiempo, energía y me impiden disfrutar el juego erótico.
Sin embargo, para concentrarse durante el sexo, no basta con hacernos conscientes de esas preocupaciones y de las repercusiones negativas que implican.
Además de esto, tendremos que aprender a manejar el estrés, para que no sea el estrés quien nos maneje a nosotros en esos momentos cruciales.
Como os contaba en el artículo ¿El estrés disminuye el apetito sexual?, practicar técnicas de relajación y respiración es una buena opción para el manejo del estrés.
También se puede utilizar una técnica muy útil y efectiva para centrarse en vivir el momento presente y con atención plena, lejos de todas las preocupaciones.
Se trata del Mindfulness, y con la práctica podemos aprender a ser conscientes de dónde estamos en cada momento, para así disfrutar del sexo de forma plena.
Si necesitas más información al respecto te recomendamos consultar nuestra antología sobre Libros de Mindfulness Gratis y el compendio sobre Sexualidad en PDF.
En definitiva, si queremos concentrarnos en el sexo tenemos que dejar de lado las preocupaciones y el estrés para poder disfrutar de nuestros encuentros sexuales.